miércoles, 29 de junio de 2011

Maitreya: Mahayana Uttaratantra Shastra, Capítulo Cuarto

El séptimo Punto Vajra: La Actividad.

Uno Que lo Abarca Todo, siempre tiene acceso espontáneo a los temperamentos de los discípulos, los medios adecuados para su entrenamiento, los diversos métodos que son adecuados para sus entrenamientos, y los buscan donde quiera que estén, en el momento adecuado.

Teniendo multitud de cualidades supremamente preciosas, y las aguas del océano de la sabiduría primordial; poseyendo la luz del sol del mérito y la sabiduría, es la realización definitiva de todos los vehículos sin excepción. La Iluminación es vasta, sin medio o final, y por lo tanto lo interpenetra todo como el espacio. Viendo perfectamente que la budeidad, el tesoro de las innumerables cualidades, está presente dentro de todos los seres sintientes sin excepción, el viento de la sublime compasión de los Budas disipa completamente las nubes de las aflicciones y de los obstáculos al conocimiento, que han tejido su red.

¿Para quién? ¿Cómo? ¿ Por qué entrenamiento? ¿Cuándo? Sin idear, puesto que no existen estas preguntas, el Sabio siempre actúa espontáneamente.

El temperamento de los discípulos, cuáles de los numerosos medios es el más adecuado para cada uno, qué tipo de entrenamiento y en  qué lugar y en qué momento: un Buda no está equivocado con respecto a nada de esto.

Con respecto a la revelación definitiva de la libertad, su soporte, su fruto, aquellos que han de ser sostenidos, sus impurezas, y la condición necesaria para cortar estos velos, no hay idea alguna; la actividad de los Budas es ininterrumpida.

Los diez niveles revelan definitivamente la libertad. Las dos acumulaciones proporcionan su causa. La suprema iluminación es el fruto de estas. La iluminación está completamente presente en los seres. Está oscurecida por las inagotables aflicciones, las aflicciones secundarias, y las latentes. La Gran Compasión de un Buda es el embrión que en todos los tiempos vence a esos velos.

Estos seis puntos deberían de ser conocidos respectivamente como siendo similares a un océano, el Sol, el espacio, un tesoro, nubes y el viento.

Los niveles (Bhumis) son como un océano, poseyendo el agua de la sabiduría, y las cualidades que son como gemas ocultas en el océano. Las dos acumulaciones son como el Sol, puesto que debido a ellas todos los seres son sostenidos.
La iluminación es como el elemento del espacio, siendo vasto, sin medio ni fin. El genuino y perfecto despertar es Dharmata, por eso la naturaleza de los seres es como un tesoro.
Las aflicciones son como una multitud de nubes, adventicias, inter penetrantes y no existentes. La compasión es similar a un viento despiadado que está siempre dispuesto a disiparlas.

Puesto que su realización ha sido obtenida para beneficio de los demás, puesto que ellos ven la igualdad de ellos mismos y la de los demás seres, y puesto que su acción no ha sido aún completada, su actividad nunca cesará mientras que el samsara exista.

Un Tathagata es similar a Indra, al tambor de los dioses, a las nubes, a Brahma, al Sol, a una gema preciosa, a un eco, al espacio y a la tierra.

Si la superficie de la tierra tuviera la cualidad del inmaculado lapislázuli, entonces uno vería reflejado en él al rey de los dioses acompañado por un séquito de jóvenes diosas. Uno vería su sublime y hermoso palacio, llamado el “Completamente Victorioso” y otras moradas divinas, vería los diversos palacios de otras divinidades y muchos tipos de riquezas.

“Esto es tan solo una apariencia”. Ellos no tendrían esta comprensión. Sus actos virtuosos aún los impulsarán a renacer en una existencia como dioses, una vez que ellos hayan partido de la faz de la tierra. Estas apariciones están completamente libres de pensamiento, y no suponen el menor movimiento. No hay nada de este tipo de cosas, y sin embargo van acompañadas de un gran beneficio en la tierra.

Aquellos dotados con una fe pura, que han cultivado las cualidades de la fe y demás actitudes, a través de la práctica de estas cualidades, verán reflejada en sus mentes la apariencia de un Buda, que es perfecto, y que está dotado de las marcas y las señales de un Buda. Lo verán mientras está andando, de pie, sentado o durmiendo. Lo ven mientras está manifestando diversas formas de conducta: cuando está explicando las enseñanzas que llevan a la paz, cuando está silencioso permaneciendo en equilibrio meditativo, o cuando está proyectando diversos tipos de milagros.

Habiendo visto esto, y sintiendo la aspiración por dicha budeidad, se aplican a lograrla, y adoptando las causas apropiadas de una forma excelente, alcanzarán este estado que ellos anhelan.

Estas apariencias están completamente libres de idea alguna, y no suponen el mínimo movimiento. No hay nada de este tipo de cosas, y sin embargo, están acompañadas de gran beneficio para el mundo. “Esta es la apariencia de mi propia mente”. Los seres mundanos no tienen este tipo de visión interior. Sin embargo, la visión de este cuerpo de la forma llegará a ser de gran significado para estos seres. Confiando en conseguir gradualmente esta forma, todos aquellos que siguen el Vehículo Mahayana, verán su verdadero Dharmakaya interior, por medio del ojo de la sabiduría primordial.

Si toda la Tierra llegara a estar libre de todo lugar que origine temor, y se volviera una superficie pura, limpia, radiante y hermosa, con las cualidades de una gema de lapislázuli, varias moradas divinas y la forma del Señor de los Dioses se vería reflejada dentro de ella debido a su pureza. Sin embargo, conforme la Tierra pierde gradualmente sus propiedades, volverán a ser invisibles y no aparecen más. Para lograr verdaderamente este estado, los hombres y mujeres deberían de aplicarse a la práctica de los votos de la liberación individual, practicando el arrepentimiento, la generosidad, ofreciendo flores y otras ofrendas con una mente de sincera aspiración.

De la misma forma, para lograr el estado del Señor de los Munis que brilla dentro de su mente, la cual es semejante al puro lapislázuli, los Herederos del Victorioso desarrollan la mente de la bodhicitta, y se encuentran llenos de gozo.

Lo mismo que el reflejo de la forma del Rey de los Dioses aparece en el lapislázuli limpio, el reflejo del cuerpo del Señor de los Munis se refleja en la superficie purificada de la mente de los seres sintientes. El que estos reflejos surjan o se manifiesten dentro de los seres sintientes, se debe a si sus propias mentes están mancilladas o inmaculadas. Lo mismo que la forma del Señor Indra apareciendo en el mundo, no han de ser vistas ni como “existente” ni como “extinta”.

Por el poder de las virtudes anteriores de los dioses, el Tambor del Dharma surgió entre ellos. No suponiendo esfuerzo, ni origen, ni pensamiento, ni vibración, ni intención ninguna, el tambor resuena una y otra vez, recordando a todos los dioses poco diligentes “impermanencia” y “sufrimiento”, “Inexistencia de un yo” y “paz”.

Similarmente, el habla de  buda de “Aquellos que lo Penetran Todo” estando también libre de todo esfuerzo, pensamiento, etc, interpenetra a todos los seres sintientes sin excepción, enseñando el Dharma a aquellos que poseen el karma adecuado.

De la misma forma en la que el tambor surge entre los dioses como consecuencia de sus acciones previas, el Dharma proclamado por el Muni surge en el mundo debido a las acciones anteriores de los seres sintientes. Lo mismo que el sonido del tambor aporta paz, sin esfuerzo, origen, forma visible o intención, el Dharma sin esfuerzo deliberado o cualquier otra característica, origina el logro de la paz.

El sonido del tambor en la ciudad de los dioses actúa como la causa, otorgándoles el don de la impavidez, y garantizándoles la victoria sobre los ejércitos de los asuras, cuando estos llevados por sus venenos mentales, guerrean contra ellos y acaban con la felicidad de los dioses. De la misma forma, surgiendo en los mundos a partir de la causa de la estabilidad meditativa, de la carencia de forma, etc el habla de buda  es expresada en la forma del Insuperable Sendero, que permite superar completamente todas la aflicciones y los sufrimientos, y que por lo tanto lleva a todos los seres  sintientes a un estado de paz.

Universal, beneficioso, otorgando el gozo, y dotado con los tres tipos de  proyecciones milagrosas, la melodía del Muni es muy superior a los címbalos atesorados por los dioses.

El poderoso sonido del tambor en los reinos celestiales no puede ser oído por los oídos de quienes viven en la Tierra, mientras que el sonido del habla de un Buda, que es semejante a un tambor, puede ser oído incluso en los reinos subterráneos del samsara. Millones de címbalos divinos suenan entre los dioses para entregarles al fuego de la lujuria y aliviarles de sus llamas. La sencilla melodía de Aquellos Seres Compasivos, se manifiesta para apagar todos los fuegos del sufrimiento. Este hermoso y hechizante sonido de los címbalos origina el aumento de la distracción entre los dioses, mientras que el habla del compasivo Tathagata nos exhorta a meditar y a dirigir la mente hacia el samadhi. Cualquier causa de felicidad, tanto para los seres que habitan en la tierra cono para los dioses, en cualquiera de las esferas del mundo sin excepción, expresándolo brevemente, depende de esta melodía que interpenetra todos los mundos, sin olvidar a ninguno.

Sin poseer un sentido intacto de la audición uno no puede percibir los sonidos más sutiles, y todo su diverso espectro no puede llegar ni siquiera a los oídos de un dios. De la misma forma, como el campo de experiencia de la más sutil sabiduría primordial, el Dharma más profundo tan solo alcanza el oído de aquellos cuya mente está libre de venenos.

En el verano, las nubes del monzón derraman sus amplias masas de agua sin esfuerzo y de forma continua, ocasionando en la tierra las mejores cosechas. Así, de la nube de la compasión, la lluvia de las puras enseñanzas del Victorioso derrama sus aguas sin idear, produciendo la cosecha de la virtud para los seres.

Similarmente a las nubes nacidas del viento que hacen que la lluvia caiga, cuando los seres mundanos siguen al camino de la virtud, de la nube del Buda, llamada por el viento de la compasión, la lluvia del Dharma puro cae para nutrir la virtud de los seres.

A través del gran conocimiento y del amor compasivo con respecto a todo lo que existe, permanece en el medio del espacio no estando contaminado por el cambio, ni por el no cambio. Poseyendo la esencia de las impolutas aguas del dharani y del samadhi, la nube del Señor de los Munis es la causa de la cosecha de la virtud.

El agua que es fría, deliciosa, blanda y ligera cuando cae de las nubes, al caer en la tierra adquiere muchos sabores al tocar la sal y otros tipos de suelos. Cuando las aguas del Noble Óctuple Sendero se precipitan desde el corazón de la vasta nube del amor, también adquirirán muchos diferentes tipos de sabores debido a las distintas fabricaciones de los seres.

Aquellos que tienen devoción hacia el Vehículo Supremo, aquellos que son neutrales, y aquellos con animosidad hacia el Vehículo Supremo, son los tres grupos de seres; los cuales son similares a los humanos, a los pavos reales y a los espíritus sedientos.

Al final de la primavera, cuando no hay nubes, los seres humanos y las aves que raramente vuelan se sientes infelices y neutrales respectivamente. En el verano, cuando la lluvia cae, los espíritus sedientos sufren. De forma similar a este ejemplo, el surgimiento o el no surgimiento de la lluvia del Dharma de la multitud de nubes de la compasión, también lleva a reacciones opuestas en los seres mundanos que aspiran al Dharma y en los hostiles a él, respectivamente.

Cuando cae un diluvio de pesadas gotas, o se precipitan granizos y relámpagos, una nube no presta atención a los pequeños seres, o a aquellos que han buscado refugio en las colinas. Igualmente, la nube del conocimiento y del amor no presta atención a si sus vastas y sutiles gotas purificarán las aflicciones, o si en cambio incrementan las tendencias adormecidas hacia el mantener la visión de un yo que exista por sí mismo.

En su ciclo de nacimientos y muertes sin principio, hay cinco senderos abiertos para que los seres sintientes los transiten. De la misma forma en que no se encuentra un dulce aroma en el excremento, tampoco se encontrará la felicidad entre los cinco tipos de seres sintientes. Sus sufrimientos parecen la continua pena que surge del fuego y de las armas, o de una herida tocada por la sal, etc. La gran lluvia del sagrado Dharma se derrama en cascadas desde la nube de la compasión, aliviando completamente y apaciguando su pena.

“Incluso los dioses tienen el sufrimiento de la muerte y la transmigración; y el hombre sufre una desesperada lucha”. Realizando esto, aquellos dotados de sabiduría discriminativa no tienen ni tan siquiera el deseo de alcanzar el más elevado estado de un señor de los humanos o de los dioses. Hay sabiduría del pasado, y ellos con fe firme siguen las palabras sublimes del Tathagata, así que su visión interior les hace ver:”Esto es sufrimiento. Esta es su causa. Y esta es el cese de la miseria”.

En el caso de una enfermedad, se necesita diagnosticarla, eliminar sus causas, lograr el estado feliz de la salud, y confiar en una medicina adecuada; idénticamente, se necesita reconocer el sufrimiento, eliminar su causa, entrar en contacto con su cese, y confiar en el sendero adecuado.

De la misma forma en la que Brahma, sin ausentarse de su morada, manifiesta sin ningún esfuerzo su apariencia en los hogares de todos los dioses, el Muni, sin esfuerzo, desde el Dharmakaya muestra apariencias ilusorias en todos los mundos a los seres que tienen el karma necesario para poder percibirlas.

Cuando Brahma, que nunca se ha ausentado de su palacio, se ha manifestado en el reino del deseo, él es visto por los dioses. Esta visión los incita a imitarle y a abandonar su deleite en los objetos de los sentidos. Similarmente, sin moverse del Dharmakaya, el Sugata es visto en todas las esferas de este mundo por aquellos seres que tienen el karma adecuado. Esta visión los incita a emularle y a eliminar todas sus impurezas.

Debido a sus anteriores oraciones de aspiración, y al poder de la acumulación de virtud de los dioses, Brahma aparece sin un esfuerzo deliberado. Así ocurre con el kaya (cuerpo) ilusorio que surge de sí mismo.

El se va de Tushita y entra en el vientre de su madre; nace, y va al palacio de su padre. Disfruta de los placeres, y después busca la soledad, practica austeridades, y vence  todo mal. En Bodhgaya encuentra la gran iluminación, y muestra el camino hacia la ciudadela de la paz. El Muni, habiendo mostrado estos hechos, llega a ser invisible para aquellos que no tienen el karma adecuado.

Cuando el sol brilla implacable en su esplendor, las flores de los lotos están abiertas, mientras que al mismo tiempo las flores de kumuta permanecen completamente cerradas. El Sol no  tiene ningún pensamiento con respecto al beneficio o daño que puedan recibir esas flores nacidas del agua, que se abren y se cierran. El sol del Noble actúa de la misma forma.

De la misma forma en la que el Sol emite sus propios rayos de luz simultáneamente y sin esfuerzo, y hace que las flores de loto abran sus pétalos, y produce la maduración de las cosechas, así el sol del Tathagata se manifiesta irradiando sus rayos del sagrado Dharma en los seres que son como los lotos, para que se entrenen, sin albergar ningún pensamiento o idea.

Debido al Dharmakaya y a los dos Kayas visibles, el sol de la omnisciencia se alza en el cielo, la cual es el verdadero corazón de la iluminación, para irradiar haces de luz de sabiduría sobre los seres.

En todos los discípulos, como si fueran vasos de agua, se ve reflejado como en un espejo el sol del Sugata, en incontables reflejos debidos cada uno de ellos a la propia pureza de las mentes de estos seres.

Desde dentro del espacio del dharmadhatu, que continuamente lo interpenetra todo, el sol del Buda brilla en los discípulos que son como montañas, gracias a las acumulaciones de mérito de cada uno de ellos.

Lo mismo que el sol naciente con miles de sus rayos de luz ilumina todo el mundo, y gradualmente irradia sus rayos de luz primero sobre las altas montañas, después sobre las de mediano tamaño, y por último a las más pequeñas, así el sol del Buda brilla en la asamblea de los seres.

El Sol no ilumina con sus rayos todo el profundo espacio en cada campo; ni puede mostrar el significado de lo cognoscible a aquellos que están confinados en la oscuridad de la ignorancia. Apareciendo claramente, emitiendo una multitud de rayos de diversos colores, Aquellos de Naturaleza Compasiva muestran el significado de lo cognoscible a los seres.

Cuando un Buda va a la ciudad de los discípulos, aquellos que no tienen ojos llegan a ver; siendo liberados de todas las cosas que carecen de significado, ven lo significativo y experimentan la felicidad. Cuando los seres están cegados por los engaños, caen en el océano de la existencia cíclica y se ven envueltos en la oscuridad de los puntos de vista erróneos. La luz del sol del Buda ilumina su visión, y pueden ver el verdadero punto de vista que nunca habían visto anteriormente.

Una joya que otorga los deseos, aunque está libre de todo pensamiento, garantiza a todos los que están en su campo de actividad la realización de todos sus deseos simultáneamente, haciéndolo de la manera más perfecta. De la misma forma, seres con diferentes formas de pensar, cuando confían el Buda que es como una gema que otorga los deseos, escucharán diversos tipos de enseñanzas, aunque él no genere ideas con respecto a esto.

Lo mismo que una joya preciosa que otorga los deseos,  la cual está libre de cualquier pensamiento, concede los deseos de los demás haciéndolo sin ningún esfuerzo, el Muni siempre permanece para beneficio de los demás, de acuerdo al mérito de cada uno y mientras que la existencia perdure, haciéndolo sin ningún esfuerzo deliberado.

Una joya preciosa que se encuentra enterrada o en un profundo océano es difícil de encontrar para los seres que quieren lograrlo. Idénticamente, uno debería de saber que los seres enmarañados en la red de los venenos, y aquellos cuyos méritos kármicos aún son pobres, difícilmente verán al Sugata reflejado en sus mentes.

Lo mismo que un eco surge debido a la percepción de otros, sin pensamiento o propósito concreto, y sin estar fuera o dentro, el habla de los Tathagatas surge dependiendo de la percepción de otros, sin pensamiento o propósito concreto, y sin estar fuera o dentro.

El espacio no es nada y no aparece; no es ni un objeto de los sentidos ni un soporte para ellos. Está completamente más allá de ser un camino para el ojo. No tiene forma y no puede ser demostrado. Sin embargo se lo ve como siendo alto y bajo, pero no es de ninguna de estas formas. Similarmente todas sus apariencias son vistas como Buda,  pero no es de ninguna de estas formas.

Todo lo que crece de la tierra crecerá y llegará a ser firme y  vasto sobre el soporte de su suelo libre de pensamiento. De la misma forma, confiando en el Perfecto Buda, el cual al igual que la tierra está libre de pensamiento, cada una de las raíces de virtud de los seres sintientes sin excepción florecerá y crecerá.

No es obvio que uno pueda actuar sin ejercer un esfuerzo deliberado. Por consiguiente se dan nueve ejemplos para cortar las dudas de los discípulos. El lugar en el que estos nueve ejemplos fueron explicados con gran detalle es el Sutra que, a través de su mismo nombre, enseña su necesidad y propósito.(Nota: se trata del Sutra Adornado con la Luz de la Sabiduría Primordial, entrando en los Dominios del Buda). Adornados con la luz que llega hasta muy lejos del conocimiento que surge de oírlo, aquellos que poseen visión interior, rápidamente entrarán en el campo de experiencia de un Buda.

Este punto se ve claramente a la luz de los nueve ejemplos del reflejo de la imagen de Indra en el suelo de lapislázuli, etc . Su conciso significado, cuando se comprende adecuadamente, es el ilustrar la proyección de la forma física, del habla, de la mente que lo interpenetra todo, la emanación ilusoria, la irradiación de la sabiduría, los aspectos secretos del cuerpo, habla y mente, y el hecho mismo de que la propia compasión es realizada.

El que todos los caudales del esfuerzo sean completamente apaciguados, y el que la mente esté libre de toda ideación, es similar al reflejo de Indra apareciendo en el inmaculado suelo de lapislázuli. El apaciguamiento del esfuerzo es la proposición, y la mente libre de ideación es lo que lo justifica. Para establecer el significado de esta naturaleza, se dan los símiles de las forma de Indra, etc.

El significado de este capítulo es el siguiente: los nueve aspectos de la proyección física, etc; muestran que el Maestro no tiene nacimiento ni muerte, y que se manifiesta perfectamente sin ningún esfuerzo.

Algo que, similar a Indra, al tambor, las nubes, Brahma, el Sol, el precioso rey de las joyas que otorgan los deseos, un eco, el espacio, y la tierra, puede colmar el beneficio de los demás sin realizar ningún esfuerzo, y mientras dure la existencia, tan solo puede ser concebido por los supremos yoguis.

Los Kayas son proyectados como el Señor de los Dioses apareciendo reflejado en la gema. La explicación, siendo bien dada, se parece al tambor de los dioses. Con la multitud de nubes de la visión interior, y con la profunda motivación, los Que lo Abarcan Todo penetran al ilimitado número de seres, llevándolos a la cumbre de la existencia. Al igual que Brahma, no moviéndose de su esfera pura, inmaculada, proyecta perfectamente un gran número de apariencias ilusorias. Como un Sol, la sabiduría primordial irradia perfectamente su brillantez. La mente del Buda parece una pura y preciosa joya que otorga los deseos. El habla del Buda no tiene letras, igual que un eco resonando a partir de la roca. Similar al espacio, su cuerpo es interpenetrante, carente de forma y permanente. Como la tierra, un Buda es el fundamento que mantiene todo sin excepción, y la causa de que crezcan las inmaculadas cualidades de los seres que son como hierbas medicinales.

La causa por la que un Buda es visto en la mente similar a en el puro lapislázuli, es debido a la pureza del suelo, lograda por una fe firme e irreversible. Puesto que la virtud surge y cesa, la forma de un Buda surge y cesa. Como Indra, el Muni, cuya naturaleza es el Dharmakaya, está libre del surgimiento y del cesar.

Sin esfuerzo, lo mismo que Indra, él manifiesta sus hechos, proyectando una apariencia física, etc, desde el Dharmakaya sin nacimiento ni muerte, mientras dure la existencia del samsara.

El significado condensado de los ejemplos está contenido aquí. El orden tampoco es arbitrario, puesto que ellos han abandonado aquellas cualidades que no eran apropiadas, eliminándolas progresivamente de la primera a la última.

Un Buda es como un reflejo, y sin embargo no es igual, puesto que el reflejo no está dotado con su melodía. Es como el tambor de los dioses, y sin embargo no es igual, puesto que el tambor no aporta beneficio en todos los lugares. Es similar a una gran nube, y sin embargo no es igual, puesto que una nube no elimina las semillas que carecen de valor. Es como el poderoso Brahma, y sin embargo no es igual, puesto que Brahma no causa continuamente la maduración. Es como la esfera solar, y sin embargo no es igual, puesto que el Sol no siempre disipa la oscuridad. Es como una joya que otorga los deseos, y sin embargo no es igual, puesto que la aparición de una joya no se da tan raramente. Es similar a un eco, y sin embargo no es igual, puesto que el eco surge de una causa y condición. Es similar al espacio, y sin embargo no es igual, puesto que el espacio no es un fundamento de la virtud pura. Siendo la ultimada base de todo lo bueno, lo mejor posible para todo sin excepción para los seres mundanos y para aquellos que están más allá del mundo, su actividad es similar al mandala de la tierra. Porque está basado en la iluminación de todos los Budas, el camino que lleva más allá del mundo surgirá, lo mismo que el camino de las acciones virtuosas, la estabilidad mental, y las contemplaciones inmensurables y carentes de forma.

Esta fue la sección “Actividad”, el Capítulo Cuarto del “Comentario al Sublime Continuo del Mahayana, que analiza la disposición de los Raros y Sublimes”.


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Trad, al castellano por el ignorante y falto de devoción upasaka Lobsang Gyatso.









domingo, 12 de junio de 2011

Maitreya: Mahayana Uttaratantra Shastra,Capítulo Tres.

CAPITULO TERCERO

El Sexto Punto Vajra: Las Cualidades.

El beneficio para uno mismo y el beneficio para los demás son equivalentes al ultimado kaya, y a los Kayas relativos basados en él. Siendo los frutos de la libertad y de la completa maduración, están dotados con sesenta y cuatro cualidades.

La permanencia, cumpliendo el beneficio para uno mismo, es el kaya siendo el sagrado objeto de la sabiduría. El simbólico kaya de los sabios, es el fundamento del mejor de los beneficios posibles para los demás seres. El primer kaya posee las cualidades de la libertad, las cuales son las cualidades de los poderes, etc. El segundo tiene las de la completa maduración, las cuales son las marcas de un gran ser.

El poder es como un vajra contra el velo de la falta de conocimiento. La ausencia de miedo actúa como un león en medio de cualquier asamblea. Los actos puros de un Tathagata son como el espacio; las dos facetas de la enseñanza del Muni son como el reflejo de la luna en el agua.

Conocimiento de lo que es útil y conocimiento de lo que no vale para nada; conociendo la maduración del producto de todas las acciones; conocimiento de las facultades, temperamentos y aspiraciones; conocimiento del camino en toda su amplitud; conocimiento de la estabilidad meditativa, cuando está afligida y cuando está libre de contaminaciones; el recordar existencias pasadas; la visión divina; y la paz, son los diez aspectos del poder del conocimiento.

Conociendo lo que es útil y lo que es inútil, la completa maduración, los distintos temperamentos, caminos, y las aspiraciones de los seres, sus variadas facultades, lo impuro y lo ultimadamente puro, el recordar los estados de existencia anteriores, la visión divina, y conociendo la forma en la que toda contaminación es eliminada, de forma tajante destruye la armadura de la ignorancia, tala sus árboles y rompe sus muros inquebrantables, dejándolos en la ruina más total. Tales poderes, por ello, recuerdan a un indestructible vajra.

El estar Perfectamente Iluminado con respecto a todos los fenómenos, el haber puesto fin a todos los obstáculos, enseñar el camino, y mostrar la cesación, son los cuatro aspectos de la ausencia de miedo.

Conociendo y haciendo que los demás conozcan todos los diferentes aspectos de las cosas que han de ser conocidas, tanto de uno mismo como de los otros; habiendo abandonado y causando el abandono de todas las cosas que han de ser abandonadas; habiendo confiado en lo que se ha de confiar; y habiendo obtenido y ocasionado el logro de que lo Insuperable e Inmaculado sea obtenido, ellos cuentan su propia verdad a los demás. Por eso los Grandes Sabios están liberados de los obstáculos.

El señor de los animales permanece sin miedo en los lejanos límites de la jungla, rugiendo sin acobardarse en medio de los otros animales. En cualquier asamblea, el Señor de los Sabios es como un león, permaneciendo tranquilo, independiente, estable y dotado de destreza.

No hay engaño, no hay habla vana. La atención mental del Maestro no se debilita. Su mente nunca deja de ser apacible. No está albergando ideas diversas. No hay una ecuanimidad sin análisis. Su aspiración, diligencia, atención mental, y su sabiduría discriminativa son sin degeneración, como lo son su completa libertad y su ojo de sabiduría. Toda acción es precedida por la sabiduría primordial, y esta no está oscurecida con relación al tiempo. Por lo tanto, estos rasgos y otros son las cualidades no mezcladas del Maestro.

Engaños, habla vana, olvido, agitación mental, ideación de la dualidad, y una ecuanimidad indiferente; el Sabio no tiene nada de esto. Su aspiración, diligencia y atención mental, su ultimadamente pura e inmaculada sabiduría discriminativa, su constante completa libertad, y su sabiduría primordial de liberación ve que todos los campos de lo cognoscible no sufren ningún deterioro.
Sus actividades son precedidas por la sabiduría primordial, y se proyectan ellas mismas en su forma. Manifiesta su vasto conocimiento definitivo, siempre sin obstáculos, en su visión de los tres tiempos. Por dicha visión interior no tiene miedo, y supremamente gira la Gran Rueda del Puro Dharma para los seres. El estar dotados con la Gran Compasión y la quintaesencia de los victoriosos, es lo que todos los Budas encontrarán.

La naturaleza de cualquiera de las propiedades relativas a la tierra y los demás elementos, no son la naturaleza del espacio. Cualquiera de las características del espacio, como el ser no obstructivo, etc, no es un rasgo de lo visible. La tierra, el agua, el fuego, el aire y el espacio, siendo igualmente elementos, tienen algo en común en el mundo. Las cualidades no mezcladas y los seres mundanos no tienen nada en común, ni tan siquiera un simple átomo.

Las palmas de sus pies están perfectamente marcadas con ruedas (del Dharma). Sus pies son anchos, y sus tobillos no son visibles. Sus dedos, y los dedos de los pies son grandes; y  los dedos de sus manos y pies están unidos por una delicada tela de piel. Su piel es blanda, y su carne permanece joven. Su cuerpo tiene siete partes elevadas y redondeadas. Sus pantorrillas son como las de un antílope, y sus partes secretas están escondidas como ocurre con los elefantes. Su poderoso torso es similar al de un león. El hueco entre sus clavículas está bien llenado. La curva de sus hombros es perfecta y hermosa. Sus manos y sus brazos son redondos, blandos e iguales. Sus brazos son largos, y su ultimadamente inmaculado cuerpo está envuelto en el mandala de una aureola de luz. Su cuello, sin falta en cuanto al color, parece una concha. Sus mejillas son como los del rey de todos los animales. Sus cuarenta dientes son iguales en número en ambas mandíbulas. Sus dientes son supremamente puros, y asentados de la más hermosa manera. Están completamente inmaculados y alineados en cada fila. La percepción visual de los dientes es de una suprema y excelente blancura. Su lengua es larga, su habla ilimitada e inconcebible. Su sentido del gusto es supremo, y la voz, Surgida de Sí Misma, es como la llamada del pájaro kalavinka, y como la melodía de Brahma. Sus ojos puros son como lotos azules, sus densas cejas son como las de un buey. Tiene el inmaculado pelo blanco de la urna embelleciendo su rostro, y la ushnisha coronando el centro de su cabeza. Su piel es pura, delicada y del color del oro. Extremadamente finos y blandos, cada uno de los cabellos de su cuerpo, al salir del poro, se curvan hacia la derecha y hacia arriba en dirección a su coronilla. Su inmaculado pelo parece, por su color, una gema azul oscuro. Bien proporcionado en estatura como un perfecto árbol de nyagrodha, el Gran Sabio es bueno en todo, y sin ningún ejemplo (similar). Tiene un cuerpo irrompible que posee la fuerza de Narayana.
Estas treinta y dos marcas que uno no puede concebir o aprehender, y que son esplendorosas en su brillantez y belleza, las ha descrito el Maestro como las marcas de un señor de los humanos.

Lo mismo que en el Otoño la forma de la luna es vista en un cielo sin nubes, y en el agua azul oscuro de un lago, la forma del Que Todo lo Abarca es vista por los herederos del Victorioso en el perfecto mandala de Buda, y en el mandala del mundo.

Estas sesenta y cuatro cualidades, cada una de ellas combinada con su causa, deberían de ser conocidas en su orden, como siguiendo las explicaciones del Ratnadarikasutra.

Siendo inmutable  y no debilitándose nunca, no teniendo igual y siendo inamovibles, se enseñan con los ejemplos del vajra, el león, el espacio, y la luna en el cielo y en el agua.

De los poderes, seis poderes, tres y uno, en esta secuencia, han disipado totalmente los velos al conocimiento y a la meditación, junto con sus huellas kármicas remanentes. Pareciéndose a una armadura, un muro, y un árbol; fueron penetrados, rotos y talados.

Siendo firmes, esenciales, constantes e inmutables, los poderes del Gran Sabio son similares a un vajra. ¿Por qué son firmes? Porque son esenciales. ¿Por qué son esenciales? Porque son constantes. ¿Por qué son constantes? Porque son inmutables. ¿Por qué son inmutables? Porque son como un vajra.

Puesto que no es intimidado, es independiente, estable, y está en posesión de la mejor de las destrezas posibles; el Muni es como un león. El León de la Humanidad no tiene miedo en medio de cualquier asamblea.

Conociendo todo directamente, él siempre permanece completamente libre del miedo ante cualquiera, no importa quien sea. Viendo que incluso los seres puros no están a su nivel, no es impresionado y no es intimidado por los demás. Su mente, está firmemente concentrada en un solo punto con respecto a todos los fenómenos; su samadhi es la quintaesencia de la estabilidad.
El posee la destreza, habiendo cruzado la tierra de los obstáculos latentes al conocimiento, incluso los más sutiles.

La comprensión de los seres mundanos, de los Oyentes, de los practicantes parciales (Pratyekabuddhas), de aquellos que tienen visión interior (Bodhisattvas), y de los Budas Que Surgen de Sí Mismos, siendo cada vez más sutil, y refinándose progresivamente, tiene cinco símiles.
Sosteniendo la vida de todos los seres mundanos, los Budas son similares a la tierra, al agua, al fuego, y al aire. Lejos de las características de lo mundano y de aquellos que están más allá del mundo, son similares al espacio.

Por lo tanto, el Dharmakaya se divide completamente en estas treinta y dos cualidades, indivisible como una preciosa gema en su luz, brillo y forma.

Garantizando la satisfacción con la visión de cualquiera de estas cualidades, estas que son llamadas las “treinta y dos marcas” se adhieren a los dos Kayas, siendo el kaya ilusorio y el  kaya del perfecto gozo en el Dharma.

Aquellos que están lejos, y aquellos que están cerca de la pureza, los ven como el mandala del mundo y como el mandala del Victorioso; como la forma de la luna reflejada en el agua y como la forma de la luna en el cielo. Por eso estos Kayas son contemplados de dos formas.

Esta fue la sección “Cualidades”, el Tercer Capítulo del “Comentario del Sublime Continuo del Mahayana que analiza la disposición de los Raros y Sublimes”

Trad, del ignorante y falto de devoción upasaka Losang Gyatso.






sábado, 11 de junio de 2011

Jamyang Khyentse Chökyi Lodro: Cruce de Cartas.

Extracto de un cruce de cartas entre el gran maestro Jamyang Khyentse Chökyi Lodrö y su esposa, Khandro Tsering Chodron.
“¡Escucha! Precioso lama, sin recordar el Dharma desde lo profundo de mi corazón, he realizado que mi vida se está yendo. Estoy segura de que cuando muera iré al infierno” Esto fue escrito por Khandro Tsering Chodron.
Como réplica, su marido y lama, respondió.”Pero tú sabes que hacer. Tienes los medios para escapar en tu mano Aunque no puedas practicar la miríada de formas de práctica del Dharma, si puedes mantener la bondad y dedicar el mérito, tener aspiración y recordar que la naturaleza de la mente es la unión de la claridad y de la vacuidad; y aún más importante, si recuerdas al gurú y le suplicas; esa es la esencia de todas las enseñanzas del Buda”

Traducido al inglés por Dzongsar Khyentse Rinpoche.

“Si tienes devoción, el Buda está verdaderamente frente a ti”
                               Dzongsar Khyentse Rinpoche.