jueves, 2 de agosto de 2012

Ganden Shartse Khenpo Jangchub Choeden: El Florero de la Realización, una Canción de Dolor

¡Oh, océano de las infalibles Tres Joyas!
Buda sin par, dotado con los diez poderes;
Dharma que es la fuente de todas las virtudes del samsara, y de la Paz;
Y la Noble Sangha, la suprema asamblea,
¡Otorgadme virtuosas bendiciones!

¡Oh, benevolente maestro! Desde la gran amabilidad hacia los seres,
Irradiando infinitos rayos de sabiduría,
Aumentaste el bienestar del Dharma y el de los seres.
¡Yo te imploro!

Es triste que el Sol de tú cuerpo
Se haya puesto en el océano,
Cuando las amenazantes olas de la oscuridad de las cinco degeneraciones
Están rampantes.

Por favor, brilla de nuevo
Bajo la forma de la Luna de la reencarnación,
E irradia brillantemente
Para disipar nuestra tristeza.

Por favor, vuelve rápidamente bajo la forma de un león (un erudito y practicante intrépido)
Dotado con los rizos de color turquesa del conocimiento correcto,
Con los afilados colmillos y las uñas de la adecuada contemplación,
Y el poderoso cuerpo de la meditación correcta.

Por favor, vuelve rápido bajo la forma de un maravilloso árbol que otorga los deseos,
Adornado con las ramas completas de las diez ciencias,
Con la maravillosa floración de la conducta pura del Vinaya,
Y los deliciosos frutos de la práctica del altruismo.

Por favor, vuelve rápido bajo la forma de un Indra sin precedentes,
Saciando a los seres con el festín sagrado de las enseñanzas,
Destruyendo a los oponentes con el Vajra del debate,
Y deleitando a todos con un pasmoso arco iris de composición.

¡Qué puedan estas plegarias y esperanzas cumplirse inmediatamente
A través del poder infalible de las Tres Joyas,
De la infalible naturaleza de la vacuidad y de la interdependencia,
Y de nuestro rigor y sinceridad!

COLOFÓN:
Con motivo de la muerte del santo gurú, Su Eminencia Kyabje Khensur Jampa Yeshe Rinpoche, gran iluminador de la Tradición de Gaden, y mi muy amado refugio y liberador, el día 29 de Julio de 2011, yo fui instado por los estudiantes de Rinpoche de Phuntsok Chöling Ladang  para que compusiera rápidamente una oración por su retorno.
Debido a su irresistible petición, y al ser yo un trivial discípulo de Su Eminencia, yo, Ganden Shartse Khenpo Jangchub Choeden, he compuesto esta oración por el rápido retorno con una dedicación pura y poderosa, desde lo profundo de mi corazón, en mi residencia habitual, durante ese mismo día; y yo espero que esto pueda servir de ayuda a muchos.
¡Qué puedan todos los deseos que he expresado en esta plegaria poder llegar a realizarse!


Trad. al castellano por el ignorante y falto de devoción upasaka Losang Gyatso.



jueves, 14 de junio de 2012

Dalai Lama II Gendun Gyatso: En Busca de la Visión del Medio.

Homenaje al gurú, el cual esta inseparablemente unido a

Mañjushri, el Bodhisattva de la Sabiduría.

 

En la búsqueda del significado de la Visión del Medio,

Medita en el gurú como siendo inseparable de Mañjushri,

Colocándolo sobre coronilla, en la parte superior de tú cabeza.

Genera buen mérito y purifica los obstáculos

Concentrándote unipuntualmente en la ofrenda de la oración de las siete ramas,

Y de esta forma llega a ser un vaso adecuado para recibir

La realización de la profunda visión de la vacuidad.

 

Primero tenemos que descubrir la manera en la que aparece

Este sentido de “yo” que todos nosotros tenemos;

El “yo” que es una mera proyección en el cuerpo y la mente

Y que sin embargo parece existir, como si

Estuviera establecido verdaderamente en los objetos.

 

Por ejemplo, una pieza de madera que tiene la función

De sostener una viga, es llamado un pilar.

Este pilar es una mera imputación de la mente,

Pero a la mente engañada le parece de otra forma,

Como si ya desde el principio estuviera en la madera.

 

Pero cuando el pilar está erguido en el bosque

Como un árbol con raíces, ramas, y hojas,

Entonces no tenemos una noción de pilar;

Ni tampoco la tenemos cuando el árbol ha sido cortado y derribado,

Y ha sido labrado por un diestro carpintero.

 

En ninguna de estas fases del nacimiento del pilar

Surge el pensamiento de esto es un pilar.

Medita entonces en como la condición de pilar, simplemente nunca

Existió desde el aspecto mismo de la madera.

 

Yo no soy mi cuerpo, porque a la hora de la muerte,

El cuerpo es dejado atrás, y el yo va

A la vida futura. Similarmente yo no soy mi mente;

Porque la mente es meramente una base de imputación del yo,

Y también el sentido instintivo del yo

No aprehende a la mente como siendo el yo.

 

A veces el yo es percibido como siendo una única entidad,

Aunque convencionalmente aparece en varias localizaciones;

Cuando esto ocurre, podemos pensar: “Yo he sido herido”

Aunque más tarde no estemos de acuerdo con el yo soy mi brazo

Por lo que entonces nos damos cuenta de que el proceso es solamente

Un efecto creado dentro de la propia mente.

 

Al igual que esto, las montañas, cercados, y casas parecen existir

Desde sus propias bases de designación.

Sin embargo, cuando analizamos estos objetos en profundidad, cuidando

De encontrar el lugar en el que estas cosas están ubicadas,

Somos incapaces de encontrar la montaña, el cercado, o la casa.

El meditar en esto lleva a la consciencia definitiva

De que todas estas cosas no existen como objetos por sí mismos.

 

Similarmente, encima de aquello existe dependiendo de encima de esto.

Lo corto depende de lo largo; el sujeto del objeto;

La percepción de quien percibe; y una imputación de su base.

Medita de esta forma en cómo todas las cosas que existen

Ultimadamente carecen de una naturaleza propia en ellas y en las otras,

Y que son meras etiquetas establecidas por mutua dependencia.

 

Durante el periodo entre sesiones de meditación,

Mantén la consciencia de cómo las personas y las cosas,

Que a la mente se le aparecen siendo tan sólidas,

De hecho no son más que meras proyecciones,

Y son iguales a las creaciones ilusorias de un mago.

Y no obstante observa cómo convencionalmente funcionan

Debido a las infalibles leyes de causa y efecto.

 

Con esto está acabada mi canción, hecha con palabras sencillas,

Que elucidan la pura visión de la vacuidad.

Fue compuesta de manera espontánea por Gendun Gyatso

A requerimiento de su discípulo Gyaltsen Pal,

Mientras residía en Gyal, en el Lugar de la Victoria.

 

 

 

Trad. por el ignorante y falto de devoción upasaka Losang Gyatso.

 

 

 

 

 

 

 

 

miércoles, 13 de junio de 2012

VII Dalai Lama Gyalwa Kalzang Gyatso: Tres Meditaciones

Si uno no planta la semilla
del aprecio hacia un gurú perfecto
el árbol del poder espiritual no nace.
Con una mente sin división, ten confianza en él.

La vida humana es rara y preciosa,
pero si no está inspirada por el pensamiento de la muerte,
uno la malgasta en el materialismo:
estate listo para morir en cualquier momento.

Todos los seres vivos han sido nuestras madres,
Los tres ciclos del sufrimiento siempre los han tenido atados,
sería innoble el no pagarles su amabilidad para con nosotros,
y el no esforzarse por alcanzar la iluminación.


Trad. al castellano por el ignorante y falto de devoción upasaka Losang Gyatso.

lunes, 23 de abril de 2012

Dalai Lama XIII Gyalwa Thubten Gyatso: La Muerte y las Prácticas del Bodhisattva


Una vez que uno ha desarrollado un sólido aprecio hacia el potencial de la vida humana, es importante meditar en la impermanencia y la muerte.
La muerte nos vendrá definitivamente un día a todos nosotros. No importa cuán maravilloso sea el cuerpo que podamos tener, no irá más allá de la muerte.
En un Sutra se dice: “La enfermedad, la vejez, y la muerte destrozan todo lo que se haya conseguido, lo mismo que un desprendimiento en las montañas destruye toda la vegetación en su camino. No es fácil el escapar corriendo, haciendo fuerza física, con soborno, magia, práctica espiritual, o medicina”
Cuando la hora de la muerte llega, uno puede tomar las medicinas más caras, o hacer los más elaborados rituales de ofrendas a las más poderosas divinidades protectoras; sin embargo, la muerte no se apartará por mucho tiempo.
No hay forma de extender nuestro tiempo de vida indefinidamente, y nuestro tiempo está pasando constantemente. El tiempo que ya ha pasado desde que nacimos, lo hemos dedicado principalmente a actividades sin sentido. Lo que nos queda se está yendo año a año, mes a mes, día a día, momento a momento. Nuestra vida se aproxima continuamente a su fin, momento a momento, estando cada vez más cerca.
Uno, durante sus primeros veinte años de vida difícilmente tiene pensamientos que tengan que ver con el sendero espiritual, y durante los últimos veinte años el poder de la memoria y la capacidad de penetración son demasiado débiles para lograr mucho.
Del resto de nuestro tiempo, la mitad se nos va en dormir, comer, ganarnos el sustento, etc. Como dijo Geshe Chekawa: “A una persona que viva hasta los 60 años, si le quitamos el tiempo que empleó en dormir, comer, acumular los requisitos, y otras actividades distractoras, solo le quedan cinco años, más o menos, para la práctica del sendero espiritual. Y mucho de ese tiempo se pierde en prácticas impuras.”
No tenemos un tiempo de vida fijo. No sabemos cuánto viviremos.
“De entre la gente que se ve viva a la mañana, muchos no son vistos vivos a la noche. Y mucha gente que está viva por la noche, no llega a estar viva a la mañana siguiente.
Los chicos y las chicas se encuentran con la muerte. ¿Qué joven puede decir que la muerte no le llegará pronto a él? Algunos mueren en el vientre materno, algunos justo tras nacer, otros mueren siendo bebés, y algunos en los últimos años de su niñez. Algunos mueren en la vejez, algunos en la juventud, y algunos en lo mejor de la vida. La muerte llega a todos”.
Dejad de aferraros a esta vida como si fuera algo permanente.
Deberíamos de considerar lo siguiente: no podemos estar seguros de que viviremos para ver nuestra vejez. Mucha gente no lo hace. Esta es la naturaleza de nuestra presente situación. Por lo tanto, deberíamos de decidir practicar el sendero espiritual ahora, sin dilaciones. Y no es suficiente simplemente el decidir practicar el Dharma (Doctrina). Puesto que el momento de nuestra muerte es impredecible, tenemos que estar decididos a practicar el Dharma de forma pura, sin mezclar nuestra práctica con los ocho intereses mundanos (los ocho intereses mundanos son: ganar, perder, placer, sufrimiento, fama, irrelevancia, alabanza, y crítica).
La muerte aparece de repente, sin esperarlo. No digáis: “Comenzaré a practicar mañana”. Dedícate al Sagrado Dharma inmediatamente.
Tras la muerte nada quedará, salvo nuestro continuo de consciencia y  las improntas kármicas negativas y positivas que lleve, las semillas kármicas que fueron desarrolladas durante nuestra vida.
Entramos en el más allá sin nada, excepto las semillas kármicas positivas y negativas. Nadie puede acompañarnos. Antes de este momento, conviértete en un tesoro de conocimiento espiritual”
Los antiguos maestros Kadam siempre cultivaban estas meditaciones preliminares: lo precioso y raro de esta vida humana; la muerte y la impermanencia; las leyes kármicas de causa y efecto; los defectos de la existencia no iluminada; y la naturaleza del tomar refugio y entrar en el sendero espiritual.
Algunas personas  sienten poca consideración por los entrenamientos en los preliminares, y contemplan a los métodos más elevados con gran reverencia. Sin embargo, aunque en general el oro es más precioso que el agua, a un hombre a punto de morir de sed el agua  le será más útil. Solo tras verse saciado de agua, y haber revivido, el oro tendrá interés para él.
Los practicantes como nosotros, que estamos en los estados iniciales del desarrollo, que hemos estado bajo la influencia de los tres venenos de la mente durante incontables vidas, deberíamos de pensar primero en cómo hacer firmes las bases del sendero mientras el hilo trenzado de nuestra vida permanezca intacto.
Hasta que la base esté segura, olvidad el apegaros a las prácticas más elevadas, tales como las del sendero tántrico, que están más allá de nuestras actuales posibilidades. Una vez que las bases estén seguras, las elevadas enseñanzas de los Sutras y de los Tantras llegarán a ser significativas.
Al principio es más importante el generar una comprensión segura de los preliminares, gracias al recibir instrucciones sobre meditación de parte de un maestro cualificado y entonces desarrollar una experiencia interior. Deberíamos de hacer esfuerzos sinceros para penetrar en los niveles más sutiles de los entrenamientos esenciales.  Solo entonces es cuando podemos entrar en las prácticas más profundas teniendo ya el grado de capacidad y madurez requerido.
Para practicar el Dharma correctamente necesitamos conocer los puntos esenciales, y los distintos niveles del entrenamiento. Necesitamos saber qué es lo que tenemos que cultivar, y qué es lo que es necesario eliminar de nuestra mente. Entonces, tenemos que desarrollar la responsabilidad de trabajar en el sendero. Nuestro progreso depende exclusivamente de nuestros propios esfuerzos. Otros pueden guiarnos, pero no pueden llevarnos a la Iluminación. Tenemos que comprender personalmente las enseñanzas y, al integrarlas en nuestra vida, tenemos que realizar su significado dentro del continuo de nuestra existencia.
En cada nivel de entrenamiento siempre deberíamos de intentar mantener las disciplinas asociadas a él.
Deberíamos de intentar evitar las diez acciones negativas (matar, robar, conducta sexual incorrecta; mentir, emplear palabras duras, el hablar causando división, el decir tonterías; el apego, el enfado, las ideas erróneas) (1)
Se dice que la práctica de la disciplina ética o moral, durante un solo día, es superior a la práctica de la generosidad durante toda una vida, cuando la generosidad está carente de disciplina ética.
Un gesto de generosidad es positivo y útil. De hecho es una virtud necesaria para cualquiera que esté practicando el Sendero del Bodhisattva; pero sin disciplina ética uno usará meramente sus actos para lograr una ganancia personal, dejando las actividades espiritualmente sin contenido.
El bodhisattva practica las seis perfecciones: la generosidad, la disciplina ética o moral, la paciencia, el esfuerzo perseverante, la concentración meditativa, y la sabiduría; pero todos ellas son interdependientes, y la disciplina ética es la base para el progreso en las otras cinco.
No importa cuál de los Senderos Budistas sigamos, en todos se requiere la disciplina ética. En las enseñanzas de la Liberación Individual (Hinayana) el principal método son las tres prácticas de la disciplina ética, la concentración meditativa, y la sabiduría o visión penetrante.
Sin disciplina ética, la primera de las tres, no habrá progreso en los dos entrenamientos superiores de la concentración y de la sabiduría.
Lo mismo se aplica al Mahayana, la esencia del cuál es la práctica de las seis perfecciones. Sin una base de disciplina ética, el Mahayana existe tan solo como palabras.
Cuando nuestra autodisciplina ética es fuerte, todas las fuerzas de la bondad están con nosotros. Como resultado, siempre seremos bendecidos con los suficientes recursos para vivir, tales como comida, ropa, y cobijo.
Para lograr el control del continuo de nuestra existencia, y poder controlar nuestros aspectos más negativos, necesitamos una constante atención consciente aplicada a nuestro cuerpo, habla, y mente. Sin esta atención consciente, y esa auto observación, no hay forma de permanecer en el sendero espiritual. Siempre debemos de estar conscientes de nuestros pensamientos, palabras, y acciones; analizando su contenido y su origen.
Como nuestras vidas serán cortas, deberíamos de ser como el cisne, a quién si se le da leche mezclada con agua, puede, debido a una especial facultad de su pico, separar las dos, y beber solo la leche, echando fuera el agua.
Cuando sabemos cómo practicar el sendero espiritual, cada día nos dará la oportunidad de extraer la leche de la bondad y alegría, y de evitar las formas de ser negativas que nos llevan a la frustración y a la miseria.
Cuando hemos llegado a estar bastante familiarizados con la preciosa vida humana, sus sufrimiento, la impermanencia y muerte, la ley de causa y efecto, y la ética o disciplina moral, entonces ya podemos comenzar con las prácticas del amor, la compasión, y el altruismo.
Uno también puede recibir entonces las enseñanzas de la sabiduría sobre la naturaleza del yo, la mente, y los fenómenos. Sin embargo, las bases han de ser firmes, tienen que ser sólidas antes de que los senderos más elevados puedan ser aprovechados, de lo contrario el progreso se detendrá, o se distorsionará.
Cuando desde la base del amor y la compasión, la práctica espiritual de uno llega a ser una expresión del altruismo, esto es llamado la mente del despertar, la mente de la Iluminación, o bodhicitta. El tener esta motivación es lo que distingue a la práctica Mahayana.
Existen muchas formas de cultivar la mente de la iluminación; sin embargo, la base de todo es el cultivo del amor y de la compasión, y la aspiración de alcanzar la más elevada iluminación como el medio más efectivo para beneficiar al mundo.
Como el principio del comportamiento Mahayana es el cultivar la mente de la iluminación, al empezar toda acción deberíamos de pensar: “¡Que pueda este trabajo producir el bien y la iluminación de todos los seres vivos!”
Esto transforma todas tus actividades en los hechos de un bodhisattva.
Durante la acción deberíamos de meditar en el espíritu de la mente de la iluminación, y cuando la actividad esté finalizada, deberíamos de sellarla con la dedicación: “¡Qué pueda esta acción generar la felicidad y la iluminación para beneficio del mundo!”
Deberíamos de intentar morar continuamente en el espíritu del amor, la compasión, y del deseo de alcanzar la iluminación de los bodhisattvas, como los medios más supremos para beneficiar al mundo.
La vida humana es muy preciosa, y nosotros que la hemos logrado, deberíamos de apartarnos de los ocho intereses mundanos; y en su lugar dedicarnos primordialmente al desarrollo de los fines espirituales. Si nos hemos encontrado con un maestro espiritual, y hemos recibido sus instrucciones, deberíamos de hacer todos los esfuerzos para practicar correctamente.
Todos los seres vivos portan la naturaleza de Buda, la semilla de la iluminación, dentro de sus continuos mentales. (2)
“La mente es la fuente de la que nace la sabiduría. No busques al Buda en ningún otro sitio”
La semilla de la Perfecta Sabiduría está siempre dentro de nosotros. Cuando está fertilizada por la fuerza del comportamiento ético, y cuando está regada por las refrescantes aguas del estudio, la contemplación, y la meditación, las leyes de la causación y la evolución lo hacen brotar y florecer.
En cada momento de nuestra vida siempre estamos ante la oportunidad de elegir. Por un lado siempre tenemos la oportunidad de perder el tiempo, o incluso peor, de implicarnos en actividades negativas. Por otro lado está la constante oportunidad de dedicarse a la práctica espiritual.
Algunas personas piensan que para practicar el Dharma de forma adecuada uno tiene que hacerse monje o monja. Esto no es verdad. Lo que es necesario para practicar el Dharma es controlar, y estar conscientes de las actividades de nuestro cuerpo, habla, y mente. El que hayamos tomado los hábitos o no, carece de importancia. Es más una elección en cuanto al estilo de vida. Lo que es importante es el ser conscientes del continuo de nuestro ser y de las fuerzas que lo dirigen, centrarnos y motivarnos, y utilizar nuestras experiencias en la vida como un medio para cultivar las cualidades internas adecuadas.
El Quinto Dalai Lama escribió una vez: “Puede parecer que la gente que se dedica a trabajar en la sociedad no tiene la oportunidad de practicar el Dharma. Esto es de hecho falso. Cuando una persona mantiene la atención mental a la práctica, todo trabajo llega a ser espiritualmente significativo, como si estuviera tocado por un elixir capaz de convertir el hierro en oro”
De esta cita podemos ver que tanto que estemos ordenados o no, o de que tengamos una posición social alta o baja, que seamos ricos o pobres, eso no determina el que seamos capaces de practicar el Dharma.
Podemos leer numerosos relatos de practicantes realizados que no fueron nunca ordenados. Algunos fueron reyes, otros ministros, otros personas completamente corrientes en la sociedad. No Importa que se tenga una posición social alta o baja, quienes se dedican a un entrenamiento correcto logran progreso espiritual.
En el momento de la muerte no importa si uno es un monje o un laico, si se es rico o pobre. Lo que realmente importa es el estado de la mente de cada uno. Si cuando a uno le llegue la hora de la muerte, uno ha logrado generar un estado mental que tenga claridad, control, amor, sabiduría, etc, nuestra vida ha sido bien empleada.
Entre el sufrimiento y la confusión que predominan en la vida, nosotros tenemos que actuar para encontrar auspiciosa esta vida, y ser capaces de tener un comportamiento espiritual.
Y no solo hemos renacido como humanos, también nos hemos encontrado con las enseñanzas espirituales, y por tanto tenemos la oportunidad de realizar los senderos que llevan hacia la existencia más alta (estado de Buda), a la Iluminación, y a la felicidad eterna. Sin embargo, esta auspiciosa forma humana que hemos encontrado no durará mucho.
Aunque citemos pasajes de las escrituras de los Sutras y de los Tantras enseñados por el Buda, o aunque demos grandes razonamientos, ni una pequeña parte de nuestra vida durará para siempre. Después de un tiempo, nuestra vida como parte de la humanidad cesará.
Ahora mismo tenemos las condiciones internas y externas por las que el Sendero hacia la Iluminación y la felicidad eterna pueden ser logrados. No deberíamos de dejar pasar la oportunidad pensando: “Practicaré mañana, o al día siguiente”
No te veas defraudado, ni por un instante siquiera, por la pereza de la auto indulgencia; la cuál llega a ser la entrada para las imágenes seductoras de los ocho interese mundanos, y que origina la pérdida de la visión del Sendero espiritual debido  a su apego a lo efímero, a los fines transitorios que solo aportan beneficio en esta vida.
Cada minuto de nuestras vidas es precioso, y si desarrollamos el hábito de malgastar el tiempo tontamente debido al apego, directo o indirecto, a los ocho intereses mundanos, sin que pase mucho tiempo, se convertirá en un patrón de conducta, y nos robará todo el progreso espiritual.
Llegaremos a ser como el loco que dirige su energía a cosas sin sentido, y como resultado solo obtiene los logros de los locos.
Tenemos que ser honestos con nosotros mismos en lo concerniente a nuestras prácticas. A la hora de la muerte, no seremos capaces de ocultar la naturaleza de nuestro progreso espiritual. Por lo tanto, deberíamos de intentar hacer lo mejor por nuestra parte para vivir nuestras vidas de forma útil.
Uno debería de esforzarse con la mayor de las concentraciones en tomar la esencia de esta preciosa encarnación como ser humano, esforzándose en el camino hacia la iluminación, y el estado del ser más elevado. Entonces, cuando nos llegue la hora de morir, seremos capaces de hacerlo con confianza y serenidad, en vez de con arrepentimiento y confusión, y por ello seremos capaces de encontrar nuestro camino hacia un renacimiento adecuado.
Deberíamos de hacer que nuestro interés primordial fuera la práctica del sendero espiritual y, para este fin, deberíamos de dedicarnos a practicar el Dharma tan intensamente y tan puramente como nos sea posible.
Deberíamos de practicar con energía y cuidado, no desperdiciando ningún momento, constantemente, como la corriente de un rio.
Yo he hablado aquí de una gran cantidad de tópicos del Budismo, aunque principalmente lo he hecho sobre el tema de la consciencia de la muerte, y sobre cómo aplicarlo al entrenamiento espiritual.
Yo ruego para que pueda ser causa para que algunos de vosotros os dediquéis a las Prácticas de los Bodhisattvas con toda intensidad, con la constante consciencia de que la muerte puede llegar en cualquier momento, y robaros las preciosas oportunidades contenidas en la preciosa y rara encarnación como un ser humano. Ahora que tenemos la joya de la humanidad en la palma de nuestra mano, deberíamos de hacer uso completo de ella, y lograr la Perfecta Iluminación. El aplazar una decisión lleva a posteriores dilaciones, y al final la muerte nos golpea y nos deja con las manos vacías. Por el contrario, si aprovechamos la oportunidad mientras aún tenemos ocasión, la esencia de una vida significativa puede llegar a ser nuestra.
Pero, ¿quién soy yo, os podéis preguntar, para hablar de temas tan serios en medio de un mundo de grandes filósofos, pensadores, y practicantes?
¿Cómo puedo pronunciarme en estas materias? Es cierto, yo puedo no ser alguien especialmente grande. Pero puesto que yo he llevado sobre mi cabeza el polvo recogido a los pies de muchos gurús iluminados, a quienes yo serví con intensa devoción para recibir sus enseñanzas; y aunque yo no haya conseguido mucho, todos ellos fueron Budas Perfectos, y yo creo que sería beneficioso el transmitiros algunas de las enseñanzas esenciales de entre las que ellos me confiaron.
Mi motivación, por lo tanto, es simplemente mostrar cuales de sus enseñanzas fueron las más beneficiosas para mi propia práctica, con la esperanza de que pueda ser valiosa para otros.
Si pensáis que algo de ello pudiera ser beneficioso para vosotros, por favor, llevadlo a vuestros corazones y a vuestras vidas.


Notas: (1) Ver Sutra de los Brahmines de Sala.
(2) Ver Sutra de Tathagatagarbha.


Trad. al castellano por el ignorante y falto de devoción upasaka Losang Gyatso.

lunes, 6 de febrero de 2012

Dezhung Rinpoche: La Realización de la Naturaleza de la Mente


                    LA REALIZACIÓN DE LA NATURALEZA DE LA MENTE,
Por Dezhung Rinpoche Kunga Tenpa’i Nyima.

Cuando os aproximéis al Dharma, deberíais de hacerlo con la actitud de que lo que estáis haciendo, es para el beneficio de los demás; el interés debería de ser el de beneficiar a todos los seres, los cuales han sido nuestras madres y nuestros padres desde un tiempo sin principio. Debido a vuestro interés en ayudarlos, vosotros estáis escuchando el Dharma para poder llegar a ser Budas, porque esta es la única forma en la que podéis ayudar a los demás verdaderamente. Pero cuando escucháis el Dharma, estad atentos, no alberguéis malos sentimientos o perturbaciones emocionales; deberíais escuchar como quien está esperando por algún tipo de cura para una dolencia que está con nosotros intrínsecamente todo el tiempo. Cuando escuchamos el Dharma, deberíamos de estar libres de cualquier sentido de ordinariez, esto es, no pensamos más en este mundo lleno de afanes, en este mundo en el que vivimos, sino que imaginamos que estamos escuchando el Dharma en la presencia de un Buda cuya esplendorosa forma está brillando ante nosotros, que el lugar en el que estamos es un hermoso prado lleno de luz, con flores, con fragancias en el aire, y que nosotros no nos encontramos en nuestra forma corporal, sino que todos estamos en la forma iluminada, en la forma del bodhisattva, en la que nada es lastrado por el contacto, por la sustanciabilidad, y en la que todo aparece como magia, fresco y asombroso, como en un sueño claro. Si escuchamos el Dharma teniendo estas ideas en nuestra mente, lo entenderemos y lo practicaremos.
Lo que ahora os voy a contar, no es algo que provenga de mí; no es un producto de mi imaginación, sino que me lo han enseñado muy grandes maestros, personas muy maravillosas, que representan una tradición viva de estudio y de realización, que se remonta en el tiempo hasta hace unos 2500 años. Me gustaría compartir parte de esta tradición con vosotros, porque creo que estas enseñanzas son muy valiosas, muy importantes, y por esta razón, espero que escuchéis con mucha atención.
Hay unos tres mil millones y medio de personas viviendo en este mundo ahora mismo, si es que mi estimación es acertada, y la mayor parte de ellos tienen muy poco interés verdadero por ningún tipo de religión. La mayor parte de la gente está ocupada en satisfacer sus necesidades y las de sus familias, o en escapar de sus enemigos o de sus problemas, solo esforzándose por sobrevivir en el mundo, de una forma u otra. La mayor parte de la gente está bastante ocupada con el vivir día a día, y  es poca la gente que piensa en el final de la vida, en la muerte, o que piensa sobre sus acciones en esta vida y sobre sus consecuencias,  o en las diferentes vías que existen para llevar una vida más satisfactoria, de menor sufrimiento. La gente que podríamos llamar “religiosa”, puede ser dividida en dos grupos para nuestros propósitos.
La  mayor parte de la gente “religiosa”, básicamente, se ven como existiendo en una relación entre Dios y el hombre; y esta relación, según yo creo, se siente habitualmente como siendo, por así decirlo, entre maestro y servidor, o incluso entre amo y esclavo. Aparte de eso, hay algo, o alguien, que es mucho más fuerte, más poderoso, más sabio, más inteligente, de lo que yo soy; y si yo hago lo que él quiere que yo haga; si vivo cómo él me dice que he de vivir, entonces habré hecho lo que él quiere que yo haga, y él, a cambio, me dará lo que yo quiero. En algunas religiones puede sonar a algo parecido a una relación comercial; o en otras religiones la posición de uno es mucho menos fuerte: Yo soy pobre, débil, miserable, yo me acojo a su misericordia, y él con su amor, me ayudará; en algunas religiones esto suena a una relación de mendicidad.
El Sendero de los Budas, el Dharma, aunque lo llamamos “religión”, comparándolo con las situaciones descritas anteriormente, podría no ser ni tan siquiera considerado como religioso: porque está básicamente centrado en el hombre, y en la parte más importante de la personalidad del hombre, su mente.
Podemos describir el Sendero de los Budas como el entrenamiento de la mente. Como cualquier persona, yo tengo ciertas habilidades, hay cosas que puedo hacer; y si hay ciertas cosas que yo quiero hacer, mi mente, como controlador de mi cuerpo y de mi habla, necesita entrenamiento para proporcionarme lo que yo quiero. Ahora, todo el mundo puede entender que si quiero ser contable, tendré que hacer un curso de contabilidad; si quiero aprender francés, tendré que estudiarlo; pero los budistas sostienen que la cosa más útil que yo puedo  aprender es saber cuál es la verdadera naturaleza del mundo, y este es el curso que yo he de hacer. El entrenamiento de la mente que proporciona la consciencia directa, a través de la visión penetrante, de la verdadera naturaleza, es la meditación. En la enseñanza de los Budas todo tiene que ver con el entrenamiento de la mente, y es una enseñanza difícil y compleja de explicar.
El origen de las enseñanzas que ahora conocemos como Dharma, que significa “La Ley”, o “El Sendero”, es el Buda llamado Gotama, el sabio del clan de los Sakya, el cuál fue llamado Sakyamuni, un Buda (despierto), o persona Iluminada, que alcanzó la completa iluminación en India, hace 2500 años, tras un periplo que comenzó con su determinación de buscar la iluminación para ayudar a todos los seres sintientes. Basándose en esa determinación, Él practicó el entrenamiento de la mente, y cultivó las cualidades positivas que dieron como resultado su perfecta iluminación como un Buda. Durante su vida Él enseñó el Dharma a través de India. Si consideramos cómo acercarnos a su enseñanza, esta puede ser resumida en un solo verso:” A través del apego uno está atado, a través del desapego la libertad llega a ser completa”. Estas dos líneas pueden ser vistas como ampliadas en las cuatro verdades: “Hay sufrimiento; el sufrimiento surge de lo emocional; la causa del sufrimiento, que es emocional, puede ser eliminada; hay un Sendero para que esta eliminación tenga lugar”.
Apego y sufrimiento se refieren a la ignorancia; lo emocional, y las acciones y sus resultados, en los que todos estamos atrapados, y que nos atan a esta existencia que es llamada la vida humana del día a día, que se origina mientras aún tengamos ignorancia y emocionalidad, o mientras actuemos motivados por la emocionalidad. Sin embargo, cuando estamos libres de la ignorancia, llegamos a la realización plena de la naturaleza de la realidad, de forma que ya no hay ninguna base más para la emocionalidad, y entonces solo hay libertad; libertad respecto a cualquier compulsión o fuerza, y uno ha alcanzado el logro de la iluminación, de la budeidad.
¿Qué significa para un individuo el practicar, o el seguir las enseñanzas del Dharma de los Budas? Primero, significa que tiene cierta orientación; segundo, significa que él aprende, o comienza a apreciar, una cierta aproximación a la comprensión de lo que es la vida.
La orientación se llama “ir a por refugio”, y se centra en la posibilidad de alcanzar la iluminación tal y como es expresada en el concepto de Buda; esto es, que es posible el llegar a ser un Buda; que el camino hacia tal iluminación es a través de la práctica de las enseñanzas de los Budas, el Dharma; y que la ayuda y el apoyo en dicha tarea vendrá de la Sangha (Congregación), aquellos que están empeñados en la práctica y en la enseñanza del Dharma. Un Buda es la realización directa de la realidad: es esa realización manifestada como comunicación; es la forma que un Buda puede adoptar para ayudar a los seres sintientes. El Dharma es ambos, experiencia y aprendizaje: es aprendizaje en el entrenamiento de la moralidad ética, es el entrenamiento en la concentración, es el entrenamiento en la sabiduría y en la comprensión, y es la experiencia directa de la realización de la realidad. La Congregación son personas que pueden servirnos como guías, y como apoyo para quienes desean llegar a ser un Buda; y una persona que está practicando el budismo toma estas referencias como  la base para su forma de llegar a la comprensión, para su práctica, y de alguna forma, para su vida.
Un Budista, cuando está orientado hacia la práctica, toma refugio en el Buda, el Dharma y la Sangha; cuando comienza a aproximarse a lo que es el mundo, este puede ser definido con cuatro afirmaciones: todos los fenómenos compuestos son impermanentes, toda emocionalidad es sufrimiento, todos los fenómenos carecen o están vacíos de una existencia inherente, y la transcendencia  del sufrimiento es paz.
¿Cómo podríamos explicar la posibilidad de alcanzar la iluminación, el proceso de la iluminación? Existe el potencial para la iluminación, llamado naturaleza de buda; existe la base para el logro de la iluminación, que es esta existencia como ser humano; existe el factor contribuyente del contacto con un maestro espiritual; y los medios, que son las instrucciones de ese maestro; existe el resultado, que es la Budeidad; y existe la actividad continua, que es la manifestación de la iluminación, la cual trabaja por el bienestar de los demás. Estos seis elementos de la iluminación muestran la verdadera posibilidad de que uno puede llegar a ser un Buda, y el concepto fundamental se encuentra justo al principio: el concepto de naturaleza de buda, la semilla de la Budeidad. Tenemos que reconocer que tiene que haber algún potencial dentro de nosotros si es que es posible que nosotros podemos llegar a ser un Buda. No solo tiene que haber un potencial dentro de nosotros, sino que tiene que darse el caso de que no seamos ya Budas, pues de otra forma sería difícil el llegar a ser un Buda. Si no hubiera naturaleza de buda, estaríamos atrapados en el ciclo del sufrimiento sin ninguna posibilidad en absoluto de alcanzar la libertad; continuaríamos sufriendo los dolores y las frustraciones de la existencia que experimentamos ahora, y este proceso no podría tener un final; no habría nada que pudiéramos hacer al respecto. Pero no es este el caso, puesto que mucha gente ha llegado a iluminarse, han llegado a ser Budas. Por otro lado, tampoco es cierto que nosotros estemos iluminados ahora, porque nosotros experimentamos dolor y frustración, y un Buda está completamente libre del dolor y de la frustración.
Por lo tanto, ¿Cómo vamos a entender ese potencial? La naturaleza de buda, en esencia, es la propia mente. Una vez que es reconocida como tal, entonces eres un Buda. Y mientras esto no sea reconocido, hay sufrimiento. Una cita de las escrituras dice:”La mente de los seres sintientes es el mismo Buda; solo ocurre que está nublada e ignorante. Cuando esta ignorancia y esta falta de comprensión son eliminados, está presente el Buda” . En un sentido, esto es lo mismo que decir que cada uno de nosotros es un Buda, solo que aún no lo hemos realizado; tan solo nuestra ceguera, nuestra emocionalidad, e ignorancia, nos impiden el realizar esto.
Para entender esto con más claridad, quizá sería de ayuda el investigar qué queremos decir con la palabra “mente”. Existen varias palabras para denotar mente; la mente como un complejo de actitudes; la mente como un complejo de emociones; y la mente como una función de consciencia. Cuando consideramos todo el abanico de la actividad mental, tenemos que considerar seis cosas. En primer lugar, nosotros somos conscientes de lo que vemos, de lo que tocamos, de lo que gustamos y olemos, y somos conscientes de nuestros propios pensamientos. Así pues, existen seis aspectos de la consciencia. A estos seis aspectos, podemos añadirles otros dos, la mente como emocionalidad, esto es, la ignorancia esencial que está presente en la mente; y también la mente como sabiduría primordial, algo que es consciente de, o que conoce eventos. Esto es lo que verdaderamente llega a ser, lo que verdaderamente llamamos el potencial de la budeidad, la naturaleza de buda: el hecho de que la mente es simplemente consciente de las cosas.
Yo pienso que podemos reconocer que hay una diferencia entre cómo funciona la consciencia que percibe los objetos, y el funcionamiento de la consciencia de los pensamientos. Con esto quiero decir que la consciencia que percibe los objetos, no discrimina. Nosotros solo vemos un objeto, y en la verdadera forma de la consciencia de la visión que percibe ese objeto, no existe un concepto de bueno o de malo, o de “es bonito”, o de “no me gusta”; solo es la consciencia de que se está viendo. De la misma forma, cuando escuchamos un sonido, hay simplemente la consciencia del sonido, sin ninguna discriminación o sin ninguna adscripción respecto a la naturaleza del sonido, no considerándolo ni agradable, ni desagradable. Lo mismo sucede con respecto al gusto, al tacto, y al olfato. Por lo tanto, estas formas de consciencia pueden estar libres de discriminación; sin embargo, estas no son la naturaleza de buda.
La discriminación, el pensamiento discursivo, es el asiento del pensamiento emocional. Son todos los pensamientos que tenemos; por ejemplo: “ Hace demasiado calor fuera”, “Hoy está frio”, “Me gusta esto”, “No me gusta esto”, “Me atrae aquello”, “No quiero eso”, “No entiendo esto”, “¿Qué está pasando allí?”. Todos estos pensamientos, y hay una infinidad ilimitada de ellos, son el asiento o el dominio de la consciencia mental; nosotros somos conscientes de esos pensamientos, de que podemos observar la cosa sobre la que estamos pensando, de los pensamientos que tenemos respecto a los objetos que percibimos. Pero esta consciencia tan tremendamente activa tampoco es la naturaleza de buda.
Y si podemos emplazar nuestra mente, de forma que no tenga lugar la percepción, y de forma que no se produzca el pensamiento discursivo, aún así hay una sensación de “yo”, de “Yo soy”, de “Yo existo”, y nos vemos a nosotros como “Siendo algo”. Y es este sentimiento del “yo” el que es la causa de la emocionalidad; la causa de nuestro “propio interés”. Sin embargo, cuando nos ponemos a buscarlo, no podemos encontrar lo que es el “yo”; y aún así sentimos que está muy, muy presente. Y este aferramiento al “yo”, debido al hábito, o instintivo, esta pseudo consciencia de un “yo”, es lo que podemos llamar el aspecto emocional de la consciencia.
Y suponed que la mente llegara a estar tan aquietada que incluso la sensación de un “yo” hubiera desaparecido. Entonces, no hay nada que sea aprehendido. No hay color, ni substancia, ni ningún tipo de forma; sin embargo, hay una claridad; no hay un aferramiento al “yo” y a lo “mío”, solo hay una brillante claridad, y hay una total libertad, una total falta de obstáculos de cualquier tipo, una total ausencia de cualquier tipo de impedimento dualístico. Y esto, que es claro, vacío, y sin obstrucciones, es la sabiduría primordial. Si uno reconoce la sabiduría primordial tal y como es, si hay una realización directa de esto, la ignorancia se desvanece y uno comprende; pero mientras tanto esto no sea reconocido tal y como es, existe la ofuscación, y por tanto todo lo que sucede, para bien o para mal, lo hace libremente, porque no está presente una comprensión de lo que verdaderamente está sucediendo. Por lo tanto, cuando esta sabiduría primordial es realizada, llega la Budeidad; y cuando no es realizada, es la causa de la existencia diaria. Es como una joya en un barrizal. Una joya que esté cubierta de barro no brilla, no parece que arda un fuego dentro de ella, pero cuando la sacamos del barrizal y la lavamos, recobra su luz, arde con su fuego interior. Este reconocimiento también se parece a un poco al oro en la tierra. El oro no está visible, y no vemos el oro en su mena directamente, pero si cogemos el oro, lo fundimos, y  lo refinamos, entonces el oro llegará a ser muy evidente y relucirá en su estado puro.
Podemos repasar lo que hemos estado tratando, distinguiendo entre tres aspectos de la mente: está la mente misma, la cual correspondería a la sabiduría primordial, el simple acto de conocer. Esta mente es clara, vacía, y sin impedimentos. También está la mente como una actitud emocional, la cual sería esta actitud o sentimiento de “Yo soy algo”. Y están todos aquellos aspectos de la consciencia: la consciencia como pensamiento, sonido, tacto, vista, etc, los cuales son denominados tan solo como “consciencia”. Y debería de hacerse una distinción entre el ser consciente de las cosas, el habitual aferramiento a la sensación de un “yo”, y la mente tal  y cómo es en sí misma.
Nuestra labor aquí  es el reconocer la sabiduría primordial; pero incluso aquí tenemos que distinguir, porque dentro de la sabiduría primordial hay algo que es básicamente compuesto, que lleva a los cursos habituales de la acción; es la consciencia funcionando en su forma ordinaria, y esta es la causa de nuestra vida diaria, de nuestra existencia tal y como la conocemos. Y también está lo que podríamos llamar no compuesto, el aspecto no dual de la sabiduría primordial, y esto es lo que verdaderamente necesitamos realizar. Cuando intentamos determinar qué es, estamos llevados a considerarlo como simplemente nada, como estando vacío; simplemente no hay nada que pueda ser aprehendido ahí. Sin embargo, si es considerado solo como vacío, entonces se ha cometido un serio error.
Porque si de hecho fuera simplemente vacío, esto es, si no hubiera nada, entonces ¿de dónde podría venir cualquier acción posible? ¿De qué podría surgir? ¿Cuál sería el concepto de acción si no hubiera nada que fuera su origen? Sería lo mismo que esperar que el cielo hiciera alguna labor, simplemente no hay nada en el espacio, por lo tanto, el espacio es totalmente impotente; no hay nada allí que actúe.
Por lo tanto, esta sabiduría primordial, en su aspecto no compuesto, no es simplemente la nada, no está simplemente vacío, existe una claridad la cual podría ser denominada como una inmediatez; esta vacuidad y claridad son de hecho idénticos. Sin embargo, no hay nada que pueda ser aprehendido conceptualmente. Y por esto es por lo que decimos que esta esencia de los fenómenos, al cual es un sinónimo de la mente misma, está separado totalmente de cualquier concepto, de cualquier proceso de conceptualización.
El muy gran maestro budista tibetano Taranatha ha dicho:” Uno debe de distinguir entre mente, y la mente en sí misma. La mente es simplemente consciencia; es la base de la vida como sufrimiento; pero la mente en sí misma es la esencia de lo que verdaderamente existe. La mayor parte de la gente simplemente realiza la mente, y sienten que han llegado a alguna realización; ellos han experimentado la vacuidad y la claridad, pero esto es simplemente la impotencia de la sabiduría primordial, lo cual carece de valor. Solo cuando tú meditas, y continúas, y profundizas en esa realización durante un largo periodo de tiempo, entonces comenzarás a tener un vislumbre de lo que es realmente la mente en sí misma”
Esta otra afirmación viene de otro de los más grandes maestros del budismo tibetano: “Todo lo que hacemos en la práctica del Dharma, desde el mismo principio en el que tomamos refugio, está relacionado con este llegar a la completa realización: todo lo que hacemos es un medio por el que purificamos los diferentes niveles de pensamientos distractores, la emocionalidad, y el aferramiento habitual, hasta que llegamos a ver a la mente en sí misma”
Yo he tratado de explicar algo respecto a esta base, de esta semilla de la Budeidad, esta naturaleza de buda, que es la que nos hace posible el llegar, cada uno de nosotros, a ser un Buda. La condición favorable para que podamos llegar a ser tales Budas es la existencia humana, la existencia humana que tenemos ahora. Es la condición favorable porque es la única forma de existencia en la que tenemos la oportunidad de oír enseñanzas como estas, y de comprenderlas. Esta es la verdadera particularidad de la condición humana, la capacidad de comunicación, y la inclinación hacia la práctica religiosa. Lo que hace posible que nosotros entremos en contacto con esto es el maestro espiritual; es gracias al contacto con el maestro por lo que llegamos a comprender, a aprender que hay algo que ha de ser entendido. Los medios por los que podemos llegar a esa comprensión son las instrucciones del maestro; tenemos que ponerlas en práctica si queremos beneficiarnos de ellas. Y esta es una tarea muy ardua; el método comienza con diversos tipos de contemplación, y con varias formas de actuar. Podemos comenzar con el pensar en lo afortunados que hemos sido naciendo como humanos, en la gran fortuna de haber entrado en contacto con las enseñanzas de los Budas, y de lo preciosa que es esta oportunidad; pensamos en los efectos que nuestras acciones tendrán en nosotros en el futuro, en qué tipos de experiencia se desarrollarán esas acciones; y pensamos en la presencia, la continua presencia del sufrimiento en cualquier tipo de existencia que esté basada en el apego al “yo”. Este tipo de contemplaciones nos llevarán a la firme resolución de liberarnos de la existencia del día a día, de eliminar toda la ignorancia y la falta de comprensión.
Entonces, continuamos la práctica para desarrollar la compasión y el amor, de forma que tomamos la resolución de alcanzar la iluminación para el beneficio de todos los demás, y sobre esas bases, necesitamos desarrollar la habilidad en la meditación, la habilidad de aquietar la mente, de forma que podamos entender cuál es la naturaleza de los fenómenos. Si vamos a realizar la naturaleza de buda, esta vacuidad, claridad, y ausencia de obstrucciones, tenemos que entender en profundidad la naturaleza de los fenómenos, la naturaleza del mundo que percibimos, cómo funciona. Y la clave de esta comprensión es el ir eliminando gradualmente el sentido de solidez, de realidad, y de concreción con el que trabajamos ahora en el mundo; aprender a entender que las apariencias que percibimos no son realmente tan reales como nos gustaría que fueran; estas apariencias no son “No existentes”, pero tampoco existen. Este punto de vista es llamado el Gran Camino del Medio (Madhyamaka),y es su comprensión la que nos lleva directamente a la realización de la naturaleza de buda.
Hubo un hombre llamado Atisha, un gran maestro Indio, un gran erudito, un gran maestro, uno que llego a alcanzar una elevada realización. Él fue invitado a enseñar el Dharma en Tibet, de esto hace unos mil años, y cuando llegó por primera vez, se encontró con un número de Tibetanos que estaban interesados en aprender más sobre el Dharma; la mayor parte de estas personas ya habían tenido algún tipo de contacto con el Dharma, y por lo tanto Atisha comenzó a instruirlos en el Gran Camino del Medio. El les dijo:”Todas las apariencias, todos los fenómenos, todas las cosas que ocurren, son como magia; no poseen ninguna realidad en absoluto, no hay esencia en ninguno de esos fenómenos”. Y tras decir esto, él miro a su alrededor, y vio que sus oyentes parecían un tanto perplejos.
Así que dijo:”Dejadme que os explique. En India hay muchos magos, hechiceros, que pueden crear la experiencia de vivir una vida completa”. Y entonces él les contó la historia de una joven familia, en la que el marido tenía un amigo que era hechicero, y el marido pensó que le sería muy provechoso el aprender algo de hechicería.  Así que invitó a su amigo a que fuera a cenar a su casa un día, y le explicó lo que quería; el hechicero le dijo: “Bien, quizá, ya veremos”; y mientras estaban sentados comiendo una sopa juntos, el esposo se dio cuenta de que un hombre de apariencia extraña subía por el camino frente a su casa; llevaba un caballo absolutamente magnífico, un hermoso animal, bastante grande, bien formado, y en cuanto el extraño se acercó, le dijo:”¡Cómo te gustaría comprar este caballo!”. El marido respondió: “Oh, yo nunca tendría suficiente dinero para poder comprar un animal como ese”. El extraño le dijo: “Bueno, puede que yo no quiera tanto, a lo mejor unas pocas agujas o algo así”
El esposo estaba desconcertado por la sorpresa, pero antes de que pudiera decir nada, el extraño dijo: “No decidas tan rápido, ¿Por qué no montas en el caballo? Después de todo, querrás estar seguro de si lo quieres”. El caballo, sin duda, era un magnífico animal; galopaba con la velocidad del viento sobre los ríos, y a través de los bosques, a través de las praderas, sobre las montañas; el joven esposo nunca antes había cabalgado sobre un animal tan magnífico; galopó durante horas y horas. Era una experiencia tan excitante que perdió por completo el sentido del tiempo; perdió toda consciencia de dónde estaba, perdió el camino, y tras muchas horas, se dio cuenta de que el sol se estaba ocultando; se alzó y desmontó, y miró a su alrededor, y pensó que nunca había estado antes en un país como aquel. Nada a su alrededor le parecía familiar; no estaba completamente seguro de qué hacer, y después de tan larga cabalgada estaba cansado, hambriento, y sediento, y ni siquiera estaba seguro de dónde iba a pasar la noche. Pero vio una luz en la distancia, la luz de una lámpara, de forma que caminó hacia ella, y encontró que la lámpara estaba ardiendo en la ventana de una casa.
De pie, fuera de la casa, estaba una mujer, y él le preguntó dónde estaba; ella le contestó, pero él no fue capaz de reconocer el nombre del lugar; él le dijo a ella el nombre de su tierra, pero ella nunca había oído hablar de ella. Yo supongo que él se sintió un poco angustiado, y ella le preguntó qué ocurría. Él le dijo: “He estado cabalgando durante mucho trecho. Estoy hambriento y cansado, y ni siquiera sé dónde estoy”. Ella le dijo: “Bueno, entra”. Y ella le sirvió la cena, pasó allí la noche, y como no sabía cómo volver a su propio país, se quedó allí. Vivió con esta mujer, y juntos tuvieron familia, y una vez, tras muchos, muchos años, cuando sus hijos e hijas ya comenzaban a entrar en la madurez, todos ellos se fueron a la orilla de un lago que les agradaba mucho para hacer allí una comida campestre. Tan pronto como estuvieron junto al lago, mientras lo miraba, pues era un sitio hermosísimo, el mayor de sus hijos se tiró al lago, y desapareció. Uno tras otro, todos sus hijos saltaron al lago, y después lo hizo su esposa, a quien él había a amado durante todo este tiempo, y finalmente su caballo. Y allí estaba él, un hombre viejo con su pelo blanco, completamente solo; y completamente abrumado por el dolor rompió a llorar.
Y conforme lloraba, sintió que alguien le sacudía el hombro; miró  a su alrededor, y allí estaba su esposa de muchos años antes, diciendo: “¿Por qué estás llorando? ¿Qué te pasa?” . Él le dijo:  “¡Si supieras lo que me ha ocurrido!”. Ella le respondió: “¡Pero si no te ha ocurrido nada! No hace ni media hora que hemos cenado. Mira, la pota de la sopa aún está caliente”. Y el marido comenzó a realizar que todo lo que había experimentado no había tenido ninguna realidad.
Cuando Atisha hubo concluido el relato de esta historia a los tibetanos, dijo: “Y así es como es todo el mundo. No es real; es simplemente una experiencia sin ninguna esencia en todo ello. Oh, por cierto, ¿tenéis algún mago tan bueno aquí en Tibet?” . Y los tibetanos le respondieron: “No, no, no tenemos hechiceros que puedan crear ilusiones como esa”.
Entonces Atisha se sentó muy pensativo durante un minuto, y después les dijo: “Bien, será difícil el explicar el Gran Camino del Medio aquí, pero bueno, decidme, ¿Alguno de vosotros sueña?”
Y los tibetanos contestaron: “Si, si, soñamos, somos humanos después de todo, naturalmente que soñamos”.
Entonces Atisha dijo: “Bien, entonces la vida en un sentido, es como un sueño; nosotros tenemos un sueño, y parece muy real mientras estamos soñando. Cuando se acaba, cuando nos despertamos, realizamos que no fue más que un sueño”.
Por tanto, Atisha usó este método para explicar la visión Camino del Medio. Todo lo que experimentamos es simplemente apariencia; no tiene una realidad inherente, y cuando llegamos a entender esto, entendemos la naturaleza de buda, y hemos llegado a liberarnos del sufrimiento.

Traducido al inglés por Ken McLeod.
Trad. al castellano por el ignorante y falto de devoción upasaka Losang Gyatso.


miércoles, 18 de enero de 2012

Nyala Pema Duddul: Como se Dilucidan Nuestras Faltas.

¡Namo Guruye!
Me postro ante el gurú Vidyadhara, el realizado.
¡Bendíceme para que los cinco venenos en mi mente sean llevados al Camino!

1) Si la oscuridad de la ilusión ha sido eliminada o no, se dilucida cuando a la noche nos acostamos a dormir.
2) Si el fuego de la ira se ha extinguido o no, se dilucida cada vez que nos insultan.
3) Si la montaña de la arrogancia ha sido allanada o no, se dilucida cada vez que nos alaban quienes saben menos que nosotros.
4) Si el lago del deseo se ha secado y desaparecido o no, se dilucida cada vez que nos encontramos con una chica hermosa.
5) Si el huracán de la envidia se ha agotado o no, se dilucida cuando nuestros rivales están en una posición superior a la nuestra.
6) Si el apretado nudo de la avaricia ha sido aflojado o no, se dilucida cuando obtenemos riquezas materiales.
7) Si la flor de la disciplina moral se ha abierto o no, se dilucida cada vez que estamos en medio de la gente ordinaria.
8) Si hemos vestido la armadura de la paciencia o no, se dilucida cada vez que la adversidad nos golpea de repente.
9) Si el corcel del esfuerzo diligente se ha desarrollado o no, se dilucida cada vez que acometemos un acto virtuoso.
10) Si la estabilidad de la meditación es firme o no, se dilucida cada vez que nos aflige una enfermedad grave.
11) Si la espada de la sabiduría está afilada o no, se dilucida cada vez que las emociones aflictivas surgen y se manifiestan.

Esta enseñanza sobre cómo se dilucidan nuestras faltas fue compuesta por el viejo mendicante (monje) llamado Duddul, como respuesta a las peticiones de sus estudiantes.
¡Qué por los méritos de esta composición puedan los seres liberarse de sus faltas!

Biografía.
Nyala Pema Duddul nació en Dolong Gyalnya Tang, en el décimo día del noveno mes del Año del Ratón de Fuego. Su padre fue Khangtsek Gönpo, y su madre fue Sonam Kyi.
Entre sus maestros estuvieron Do Khyentse Yeshe Dorje, Lama Sonam Tsultrim, Namgyal Dongak Tenzin, Trosur Kalzang Deutsen, y Chöying Rangdrol.
En 1860, Nyala Pema Duddul fundó el monasterio de Kalzang. Durante su consagración, él tuvo una visión de todos los Budas de este eón afortunado, disolviéndose en el lugar. Por lo tanto, él le dio el nombre de Kalzang Sangyé Chöling "El Santuario de Dharma de los Mil Budas del Eón Afortunado"
A principios del verano de 1872, en Sawa Dawa, el sagrado cuarto mes lunar, en el Año del Mono de Agua, el visionario maestro Nyala Pema Duddul reunió a sus discípulos más cercanos para darles lo que fueron sus últimas enseñanzas. El lugar que escogió fue el desierto Valle de Nyin, que recibe este nombre de una rara especie de cabra salvaje, en el bajo Tromkhak, región de Kham. Cuando las enseñanzas terminaron, practicaron juntos una fiesta de tsok durante varios días, hasta que el maestro les pidió que lo acompañaran hasta el pie de la colina.
Allí las dió la siguiente instrucción:
"De una vez por todas, abandonad la engañosa forma de vivir que proviene del estar obsesionado con esta vida. Abandonad todos los falsos actos de virtud que estén motivados por los ocho intereses mundanos(el desear la felicidad y el temer el sufrimiento, el desear la fama y el miedo a la irrelevancia, el deseo de ser alabado y el temor a la crítica, el deseo de tener y el temor al perder).
Abandonad la Sabiduría que sea solo palabras; abandonad la Meditación que sea un error y una desviación; abandonad toda Acción que sea perversa. Abandonad toda discusión fanática, y el fingir beneficiar a los seres simplemente llevados por un deseo de fama y de fortuna. Ninguno de ellos os dará ni siquiera la más insignificante causa para alcanzar la budeidad. Exterminad los ocho intereses mundanos. Apartaros de las preocupaciones de esta vida. No seáis orgullosos ni os creáis importantes. Tan solo practicad el Sendero del Vajrayana de todo corazón; esforzaros en generar la compasión en vuestra mente, y será logrado vuestro propio beneficio y el de los demás, de forma espontánea. De esta forma, los deseos de este viejo serán realizados.
Se dice que:"Para aquellos que tienen fe y devoción, Padmasambhava duerme a su puerta". Y por tanto, nunca deberíamos de sentirnos solos. ¡Por favor, haced lo que yo os digo. Tened determinación, y tened coraje!"
Al final recitó varias oraciones, como la que comienza:"Que en todas mis vidas, pueda yo no estar nunca separado del lama perfecto". Entonces se volvió a sus discípulos y les dijo:"Cosed la puerta de mi tienda, y no os acerquéis en siete días".
Algunos dijeron que llovió fuertemente durante toda la semana, y que aparecieron arco iris en el cielo. Otros dijeron que cuando los siete días estaban llegando a su fín, el cielo se cubrió de arco iris y de esferas de luz iridiscente, que se oyó música, y que una frangancia que no era terrenal llenaba el aire. Cuando rasgaron la lona al octavo día, la mayor parte de los discípulos ya sabían lo que encontrarían cuando abrieran la tienda del maestro: no había nada excepto sus cabellos, sus uñas, y sus ropas, aún dispuestas alrededor de un cuerpo que ya no estaba allí.
Nyala Pema Duddul había logrado el cuerpo de arco iris, la suprema realización de Dzogchen, disolviendo su cuerpo terrenal en la luz, cuando murió.

Trad, por el ignorante y falto de devoción upasaka Losang Gyatso.

lunes, 2 de enero de 2012

Sakya Pandita: Una Concisa Introducción al Sendero Mahayana

Yo me postro con devoción a los pies del sublime gurú.

Con una mente libre de objetos,
con las manos juntas, yo alabo
esta práctica realizada de acuerdo
al Dharma que enseñó el Muni.

Todas las malas acciones que alguien pueda cometer
son también condicionadas,
por lo tanto, poseen la cualidad de la impermanencia;
en consecuencia, no os atormentéis por eso.

Si uno tiene apego hacia los objetos,
aunque honre a las Tres Joyas
de forma correcta durante diez millones de eones,
el Victorioso ha enseñado que no habrá liberación.

También si esa mente liberada de todos los objetos
no tiene aferramiento,
se obtiene con ello el insuperable
despertar de la vacuidad y la compasión.

El Sendero del liberarse tan solo uno mismo
no es el mejor;
el Omnisciente  enseñó
intentado solamente beneficiar a los demás.

Considerando eso, yo no entendía al principio
que debiera de abandonar mi propio beneficio,
pues tenía un nudo de apego hacia mi propio bien.

Mente, si estás distraida con respecto al beneficiar a los demás,
más tarde, estarás hundida en el samsara sola,
sin haberte beneficiado ni a ti, ni a los otros.

Por lo tanto, obrando con diligencia, respecto a todo,
no consideres el beneficio propio.

Poseyendo tan solo una disposición amorosa,
uno debiera de dedicarse al beneficio de los demás.

Al conseguir el beneficio de los otros, el nuestro propio está asegurado.
Porque la realidad última está naturalmente presente,
de ella surge la gran naturaleza de la perfección
del beneficio de uno mismo y de los demás.

Una concisa introducción al Sendero Mahayana, fue compuesta por Sakya Pandita.
Traducido por Lopon Kunga Namdrol.

Trad. al castellano por el ignorante y falto de devoción upasaka Losang Gyatso.