lunes, 21 de septiembre de 2015

S. E. Ratna Vajra Rinpoche: Una Enseñanza sobre la Naturaleza de Buda.






Para empezar, quisiera enfatizar la importancia de la motivación en nuestra práctica. Tanto que estemos recibiendo una enseñanza sobre la naturaleza de Buda[1], o cualquier otra enseñanza, o que estemos practicando el Dharma del Buda a través de nuestro cuerpo, habla o mente, el primer paso es desarrollar la motivación correcta.  Se dice que la acumulación de grandes méritos debido a las acciones virtuosas depende de la motivación de uno al principio, de la concentración en la verdadera práctica o enseñanza, y de la dedicación que uno haga al final. Por consiguiente, la motivación es muy, muy importante.
Por ejemplo, en el caso de dos personas que están circunvalando la estupa del Buda. Uno está haciendo la circunvalación con la motivación correcta desde el principio, manteniendo una concentración correcta durante  la circunvalación, y también la dedicación al final; el otro está haciendo la circunvalación sin la motivación adecuada al principio, y durante la circunvalación no está concentrado adecuadamente en el Dharma, o en la recitación de mantras, sino que está hablando de cosas mundanas con otros, y él o ella no dedican de forma adecuada los méritos al final. Físicamente ambos han hecho el mismo número de circunvalaciones a la misma estupa, pero aquel que lo ha hecho con la motivación adecuada ganará unos méritos muchísimo mayores que el otro. Por lo tanto, si buscamos acumular grandes méritos y hacer que nuestra práctica sea una causa verdadera para el logro de la Budeidad, tenemos que hacer la práctica de forma adecuada, por medio del desarrollar la motivación correcta al principio.
Y aquí, la motivación correcta supone en primer lugar el desarrollo de la renunciación hacia toda la existencia cíclica[2]. Esto es muy, muy importante. En resumen, sin el pensamiento de renunciación, es difícil llegar a ser un verdadero budista.
Para llegar a ser un verdadero budista, necesitamos tomar los Votos de la Liberación Individual[3]. Hay muchos niveles diferentes de Votos de la Liberación Individual, y para llegar a ser un budista, nosotros necesitamos tomar el voto de refugio que está contenido de forma inherente en los Votos de la Liberación Individual. También es importante conocer que no todos los votos de refugio constituyen Votos de Liberación Individual, Por ejemplo, si uno está recibiendo el voto de refugio del maestro, con el ritual apropiado, pero uno lo está recibiendo con una motivación inferior del tipo del miedo a los padres de uno, al maestro, o a los parientes, y no llevado por una sincera aspiración, en realidad este voto de refugio no es el Voto de Liberación Individual. También, si uno recibe el refugio para conseguir fama, riqueza, o recompensas, entonces eso tampoco es un voto de refugio apropiado. Con este tipo de motivación, aunque uno reciba el voto de refugio, este no pertenece a los Votos de la Liberación Individual.
En general, la definición de los Votos de la Liberación Individual es que, motivado por el pensamiento de la renunciación, uno no debería de hacer daño a los demás a través del cuerpo, habla, o mente. Sin el pensamiento de la renunciación, uno no puede recibir adecuadamente el voto de refugio; y sin el propio voto de refugio uno no puede convertirse en  un verdadero budista.
En resumen, sin el pensamiento de la renunciación uno no puede llegar a convertirse en un verdadero budista. Por tanto, es muy, muy importante el desarrollar este pensamiento de la renunciación.  Es como la piedra angular para llegar a ser un budista.
El pensamiento de la renunciación no solo supone meramente el renunciar al propio hogar, ciudad, o país. Aquí, el pensamiento de renunciación significa renunciar a toda la existencia cíclica. Aunque ahora mismo no podemos renunciar físicamente a toda la existencia cíclica, nosotros tenemos que cultivar un deseo genuino de librarnos de su atadura. Para desarrollar un deseo genuino semejante, nosotros necesitamos eliminar nuestro apego hacia la existencia cíclica por medio de realizar el sufrimiento que es inherente a ella. Necesitamos realizar completamente que está llena de sufrimiento.
Por ejemplo, en este mundo hay muchos países, y miles de millones de personas. Pero no importa que estemos en un país desarrollado, o en uno que esté menos avanzado, nosotros no encontraremos un solo lugar en el que no haya sufrimiento. Donde quiera que vayamos, al Este o al Oeste, nosotros experimentamos sufrimiento-estrés mental, o sufrimiento físico, por ejemplo. Esto significa que el mundo entero tiene la naturaleza del sufrimiento. Toda la existencia cíclica tiene la naturaleza del sufrimiento. Tras un examen cuidadoso, descubriremos que el tener apego a la existencia cíclica es sinónimo de tener apego al sufrimiento, porque la existencia cíclica tiene la naturaleza del sufrimiento; no es más que sufrimiento.
Así, si entendemos la naturaleza de la existencia cíclica, se hace más fácil para nosotros el eliminar nuestro apego hacia ella. Una vez que no tenemos apego hacia ella, es más fácil para nosotros el desarrollar un deseo genuino de liberarnos de toda la existencia cíclica. Esto es lo que es llamado el pensamiento de renunciación, y esto es lo que nosotros necesitamos cultivar. Entonces, basado en esto, tenemos que desarrollar infinitamente el amor benevolente y la compasión, lo cual significa el deseo genuino de obtener la felicidad y la causa de la felicidad para beneficio de todos los seres sintientes, y el deseo genuino de liberar a todos los seres del sufrimiento y de las causas del sufrimiento, que son las malas acciones y las impurezas.
Aunque es fácil entender el infinito amor benevolente y la compasión, el practicarlos en nuestra vida diaria es difícil. Por lo tanto, tenemos que recordar su significado una y otra vez, hasta que podamos practicar el amor benevolente y la compasión para con todos los seres, a cada momento, en todas partes, y hacia todos por igual. Nosotros necesitamos desarrollar ese tipo de pensamientos porque del mismo modo en que nosotros deseamos obtener la felicidad y vernos libres del sufrimiento, los demás seres sintientes también quieren lograr la felicidad y liberarse del sufrimiento. Todos tenemos la misma aspiración, y es un gran error el ignorar a los demás y pensar exclusivamente en nosotros mismos. Como budistas, especialmente como seguidores del Mahayana[4], cuando generamos el pensamiento de la iluminación[5], nosotros prometemos ayudar a todos los seres sintientes. Si, tras haber hecho una promesa de ese tipo, nosotros no nos ocupamos de los otros, entonces hemos hecho una promesa falsa. Debemos de mantener nuestra promesa.
Y también, no es solo el deseo de liberarnos del sufrimiento lo que nosotros tenemos en común con todos los seres, tenemos muchas más cosas en común. En un momento u otro, todos los seres han sido nuestros padres o seres queridos. Nosotros no hemos nacido en la existencia cíclica tan solo una vez, hemos nacido dentro de esta existencia cíclica incontables veces. Cada vez que nacemos, nosotros no tenemos a los mismos padres y seres queridos una y otra vez. Cada vez que cambiamos de vida, cambiamos de seres queridos. Por tanto, todos los seres han sido alguna vez nuestros seres queridos, bien en esta vida o en nuestras vidas pasadas. Cuando uno de esos seres se llega a convertir en uno de nuestros padres en una vida en particular, ellos cuidan de nosotros, y nos rescatan de muchos peligros. De la misma forma en la que necesitamos devolver la amabilidad de quienes ahora son nuestros padres y seres queridos en esta vida del presente, similarmente también necesitamos devolver la amabilidad de quienes fueron nuestros padres y seres queridos en las vidas anteriores, y a quienes ahora vemos como amigos, o como seres hacia quienes sentimos indiferencia, o como enemigos. Debido a esto, nosotros necesitamos desarrollar un amor benevolente y compasión infinitos hacia todos los seres, sin excepción.
El pensar solo en el bienestar de uno mismo es muy limitado- “uno mismo” significa una sola persona, y “los otros” significa un ilimitado número de seres. Por ejemplo, si alguien da comida a una persona, y otro da comida a miles de millones de personas, resulta obvio que la persona que da comida a miles de millones de personas conseguirá  méritos mucho más grandes que el de aquel que dio comida a una sola persona. Similarmente, es mucho mayor el mérito que se consigue por ayudar a los demás, que el conseguido por ocuparse exclusivamente de uno mismo.
Si uno piensa exclusivamente en uno mismo, entonces uno no puede ni tan siquiera colmar su propio deseo, que es el conseguir la felicidad y liberarse del sufrimiento. Esto es así porque la verdadera causa de la felicidad es el pensamiento o mente altruista, y no el pensamiento egoísta. La causa de todo el sufrimiento es el pensamiento egoísta. El pensamiento egoísta solo producirá más y más sufrimiento, y no será capaz de colmar las aspiraciones de uno.
Por lo tanto, nosotros necesitamos desarrollar y practicar el amor benevolente y la compasión hacia todos los seres, sin ninguna excepción. Entonces tenemos que desarrollar el pensamiento de la iluminación. Se dice que sin tener un amor benevolente y una compasión genuinos no es posible el desarrollar una mente de la iluminación genuina. La compasión infinita es la causa de la generación de una mente de la iluminación genuina, o bodhicitta. Bodhicitta significa que uno quiere alcanzar el estado de un Buda para el beneficio de todos los seres sintientes, y con ese propósito uno está practicando el Dharma o Doctrina expuesta por el Buda. Esto resulta especialmente relevante esta mañana, puesto que nosotros ahora estamos recibiendo una enseñanza sobre la naturaleza de Buda.
En resumen, el tener una motivación adecuada significa desarrollar la renunciación hacia la existencia cíclica, cultivar el amor benevolente y la compasión, y entonces generar la bodhicitta. Es con este tipo de motivación con el que debemos de practicar el Dharma del Buda, y recibir las enseñanzas sobre el Dharma o Doctrina expuesta por el Buda.
La fuente del Dharma del Buda es el Buda Bhagavan[6]. El Buda Bhagavan realizó muchas acciones nobles, y Su actividad noble más importante fue el Girar la Rueda del Dharma para los discípulos afortunados. El Buda Bhagavan dio una enorme cantidad de enseñanzas de acuerdo a los diferentes niveles y a las diferentes disposiciones mentales de los seres sintientes.
La razón por la que el Buda dio todos estos diferentes tipos de enseñanzas no es solo para que los seguidores consigan una mera comprensión intelectual de ellas. El propósito principal de todas estas enseñanzas preciosas y profundas es ayudar a los discípulos a domar sus mentes. En otras palabras, su propósito principal es eliminar las impurezas que han estado en nuestro continuo mental durante mucho, mucho tiempo, y ayudar a desarrollar en nuestras mentes las cualidades positivas, ayudándonos eventualmente a lograr la budeidad. Este es el verdadero propósito de la enseñanza del Buda Bhagavan. Así, nosotros no deberíamos de estar satisfechos con una mera comprensión intelectual del Dharma. Tenemos que meditar en lo que hemos aprendido, y tenemos que aplicar esas enseñanzas en nuestra vida diaria.
El Buda nos guía mostrándonos qué es el sendero correcto, y qué es el sendero erróneo. Si seguimos el sendero correcto, nosotros podemos conseguir cualidades positivas, y eventualmente la budeidad. Si seguimos el sendero erróneo, entonces estamos destinados a soportar más y más sufrimiento, y eventualmente el dolor inconcebible del reino de los infiernos.
Si nosotros cometemos una gran cantidad de malas acciones con cuerpo, habla, y mente, no seremos capaces de eliminar todo nuestro sufrimiento solo con rezarle al Buda, porque nosotros ya hemos creado las causas de nuestro sufrimiento a través de nuestras malas acciones. Incluso en el caso de que se lo imploremos, el Buda no puede eliminar milagrosamente nuestras acciones negativas, que son las causas de nuestro sufrimiento, ni es capaz de limpiar nuestras acciones negativas. Por ello, tanto que uno quiera alcanzar la liberación como la Budeidad, ello depende principalmente de uno mismo, y no del Buda solo, o del Dharma solo. Si no seguimos las instrucciones del Buda, no podremos ser liberados de la existencia cíclica. En los Sutras se dice que uno es su propio salvador, y que uno mismo es su propio enemigo. Nuestro peor enemigo no está fuera de nosotros. Nuestro enemigo externo no es nuestro peor enemigo, puesto que ni él, ni ella son capaces de hacernos padecer el inconcebible sufrimiento del reino de los infiernos. Pero el enemigo interno, nuestras impurezas, pueden llevarnos al reino de los infiernos, donde experimentaremos sufrimientos inconcebibles. Por tanto, el peor enemigo no está fuera; el peor enemigo está dentro de nuestra propia mente. Por consiguiente, tenemos que practicar diligentemente para hacer que esta vida sea fructífera, y que sirva para lograr rápidamente el estado de un Buda.
Las enseñanzas también dicen que nosotros deberíamos de percibir al Buda como a un médico, a nuestras impurezas como nuestra enfermedad, y a las enseñanzas del Dharma como la medicina. Y nosotros deberíamos de percibir el recibir y la práctica de las enseñanzas como el estar recibiendo un tratamiento médico y como el estar poniendo en práctica los consejos del médico. Por ejemplo, cuando nosotros estamos enfermos, incluso aunque vayamos al mejor doctor y al mejor hospital, si no seguimos los consejos dados por el médico no nos pondremos mejor. No importa el conocimiento que el médico pueda tener, de nada servirá si nosotros no seguimos sus instrucciones, tales como el comer la comida prescrita y el tomar las medicinas prescritas a su hora.
Similarmente, aunque el Buda y Sus enseñanzas de Dharma son supremas, si nosotros no las seguimos de forma adecuada, si sufrimos, es por nuestras propias faltas. No es falta del Buda o de sus enseñanzas de Dharma. Por lo tanto, no es suficiente el tener al Buda y a sus enseñanzas de Dharma. Lo más importante es que nosotros tenemos que seguir sus instrucciones de forma apropiada. Si no las seguimos, entonces no importa la grandeza del Buda y de Sus enseñanzas de Dharma, esto no nos ayudará.
El Dharma del Buda es la única medicina que cura todos los tipos de enfermedad, y es la fuente de toda felicidad. Y si realmente nosotros queremos practicarlo, entonces tenemos que aprender qué es lo que ha de ser adoptado y lo que ha de ser abandonado. Debido a nuestra ignorancia, aunque deseamos obtener la felicidad y eliminar el sufrimiento, nosotros no realizamos buenas acciones, y cometemos malas acciones. Si observamos cuidadosamente, nosotros veremos que en el transcurso de 24 horas, la mayor parte de nuestras acciones son negativas en vez de positivas. Necesitamos cambiar esto. Necesitamos analizar cuál es la causa de la felicidad, y cuál es la causa del sufrimiento. Entonces llegaremos a entender que la causa de la felicidad es el realizar acciones virtuosas, y que la causa del sufrimiento es realizar acciones no virtuosas.
Aunque en este mundo todos intentan con gran empeño el conseguir la felicidad y verse libres del sufrimiento, lo que nosotros estamos haciendo es perseguir la felicidad mundana, no la felicidad genuina. La felicidad mundana no es algo a lo que nosotros debamos aspirar. Si nosotros alcanzamos la felicidad mundana en esta vida, esto significa que nuestra felicidad durará no más de 100 años o así. También, la felicidad mundana no es una felicidad genuina porque no es una felicidad real. La felicidad mundana es realmente el sufrimiento del cambio, no la felicidad genuina. También, la causa de la felicidad mundana son, con más frecuencia que no, las acciones negativas o las acciones virtuosas impuras. Así, desde un punto de vista de causa, naturaleza, y duración de la felicidad, la felicidad mundana no es algo que debiera de ser nuestra meta. Lo que nosotros deberíamos de tener como meta es el logro de la budeidad, por que el estado de un Buda es el estado de felicidad último, el estado último de sabiduría, compasión, conocimiento, y poder. Esta felicidad durará por siempre. No es algo que durará solo unos 100 años. Durará para siempre. Una vez que logremos la budeidad, entonces la felicidad última durará siempre, y la causa de tal tipo de felicidad última no está en las acciones negativas. La causa principal son las acciones virtuosas no contaminadas. Por esta razón, no deberíamos de tener como meta a la felicidad mundana, sino que deberíamos de tener como meta la felicidad última, la felicidad genuina.
Para desarrollar la felicidad interior, nosotros no deberíamos de pensar que la causa real es el desarrollo material. Nosotros podemos ver que en las últimas décadas ha habido un gran desarrollo material en el mundo, pero no podemos decir que ha habido mucho desarrollo en nuestra vida interior. No podemos decir que hoy en día la gente experimente menos estrés mental, presión, o sufrimiento físico. Esto indica claramente que el desarrollo material puede traer comodidad temporal, pero no una paz y felicidad real.
Para conseguir la paz interior y la felicidad, deberíamos de enfocarnos en la mente. Deberíamos de intentar desarrollar nuestro mundo interior, nuestra mente más profunda. Y esta mente no está separada de la naturaleza de Buda. Los textos dicen que la naturaleza de Buda significa la no dualidad de la claridad y vacuidad de la mente. Por tanto, para hablar de la naturaleza de Buda, primero tenemos que hablar de la mente.
Verdaderamente nosotros sabemos que la felicidad y el sufrimiento son causados por las acciones. Podemos clasificar las acciones en tres tipos: acciones físicas, verbales, y mentales. De entre estos tres tipos de acción, la acción más poderosa es la acción mental. Por ejemplo, el cuerpo muerto no tiene mente, solo tiene un cuerpo físico, pero no tiene mente. Debido a esto, el cuerpo físico no puede realizar acciones físicas o verbales.
Otra forma de explicar cómo es de poderosa la acción mental es con el siguiente ejemplo: nosotros estamos actualmente recibiendo una enseñanza; nuestro cuerpo físico está en el salón en el que se imparte la enseñanza, pero si nuestra mente no está enfocada en la enseñanza, si nuestra mente está enfocada en cualquier otra cosa, entonces no importa cuánto tiempo asistamos a la enseñanza, no podemos comprender su significado. Aunque nuestro cuerpo físico está allí, si nuestra mente no se está concentrando en la enseñanza, nosotros no podemos comprender la enseñanza. Así pues, la acción mental es muy, muy importante.
También, podéis decir que la mente es algo muy poderoso porque es la mente la que realiza las acciones, sean positivas o negativas. Es la mente la que experimenta la felicidad y el sufrimiento, y es el continuo mental el que irá a la próxima vida. Nuestro cuerpo no irá a la próxima vida. Nuestro continuo mental irá de esta vida a la siguiente, y también es nuestro continuo mental el que viene de la vida anterior a esta, no nuestro cuerpo. También es la mente la que desarrolla los pensamientos positivos tales como el amor benevolente, y la compasión; y es la mente la que desarrolla los pensamientos negativos tales como el enfado, el apego, la envidia, y el orgullo. Es la mente la que experimentará los resultados de nuestros pensamientos y acciones, tanto positivos como negativos. Es la mente la que experimentará la liberación y la que logrará la budeidad. También es el continuo mental el que caerá en los infiernos y experimentará sus sufrimientos. Por lo tanto, todo está basado en esta mente, o continuo mental. La mente es la que realiza las acciones, y la que experimenta sus resultados.
En el Abhidharmakosa de Vasubandhu, se dice que todo lo contenido, y el contenedor de la existencia cíclica son producidos por nuestras propias acciones, lo cual significa que todo lo animado e inanimado es producido por nuestras acciones. Los fenómenos inanimados tales como montañas, bosques, y demás, también son productos de nuestras acciones. Hay dos tipos de acciones: acciones individuales y acciones colectivas. Las montañas y los bosques son el resultado de nuestras acciones colectivas. 
Por ejemplo, en nuestros sueños podemos ver muchos objetos inanimados muy diferentes, tales como montañas y bosques, y aunque parecen muy reales en ese momento, son una proyección de nuestra propia mente. Nosotros podemos ver esos objetos inanimados en nuestros sueños debido a nuestras propias acciones, a nuestro propio karma. Similarmente, en el estado de vigilia nosotros podemos ver muchos objetos inanimados, y todo lo que podemos ver es el resultado de nuestro propio karma, esos objetos inanimados también son el resultado de nuestras propias acciones.
Nosotros podemos clasificar a la mente en dos aspectos: la verdad relativa, y la verdad última. En la verdad relativa, existe la mente. En la verdad última o verdad absoluta, no hay mente. Es importante diferenciar entre estas dos verdades. Si nosotros confundimos estas dos verdades, no podemos comprender su verdadero significado…
Y entonces, nosotros podemos clasificar la mente relativa en dos aspectos. Uno es la mente que se enfoca en los fenómenos externos; este aspecto de la mente es muy activo, está muy enredado con los objetos de los sentidos. El otro aspecto de la mente relativa no se enfoca en los objetos externos, sino que al contrario, se enfoca en los objetos internos; es muy clara y calma, libre de pensamientos dualistas, libre de sujeto y objeto. Así pues, hay dos aspectos de la mente en la verdad relativa: el aspecto externo de la mente y el aspecto interno de la mente, o la mente que se enfoca en los objetos externos y la mente que está libre de pensamientos dualistas; una mente con dos aspectos.
La mente que se centra en los objetos externos está muy ocupada, llena de pensamientos, llena de movimiento. El aspecto interno de la mente es claro y calmo, y es llamado la claridad de la mente. Este es un aspecto de la naturaleza de Buda.
Si analizamos esta claridad desde la perspectiva de la verdad última, no podemos encontrar ninguna mente. Verdaderamente, incluso en la verdad relativa, en la mente no podemos encontrar ninguna forma, color o tamaño, y sin embargo hay mente. No es una mente que sea inherentemente existente o verdaderamente existente, pero hay mente. Es como un sueño, o como un espejismo. Pero en la verdad última no hay ninguna mente. Después de un examen cuidadoso y de un razonamiento lógico, no podemos encontrar ninguna mente. La naturaleza de la mente, la parte de claridad natural de la mente, es vacuidad, la cual está libre de los cuatro extremos: el extremo de la existencia (inherente), de la no existencia[7], de ambos, y de ninguno de ellos. Así, la naturaleza real de la mente en la verdad última es algo que no podemos describir a través de palabras; está más allá de las palabras. Pero para explicarlo, a la verdad última se le da un nombre, por ejemplo “vacuidad”. Cuando decimos que la naturaleza de la mente es vacuidad, ello no significa que la mente está vacía. Verdaderamente está más allá de la vacuidad. El Madhyamakavatara[8] explica diferentes tipos de vacuidad, y un tipo de vacuidad es llamado “la vacuidad de la vacuidad”. Aunque nosotros usamos la palabra “vacuidad” para calificar la mente, no deberíamos de pensar en la naturaleza de la mente como vacuidad. La naturaleza real de la mente es inexpresable; “vacuidad” es solo una palabra para ayudar a explicar la naturaleza de la mente.
Así, hay dos aspectos de la mente: uno es verdad relativa, y otro es verdad absoluta. En la verdad relativa, la mente es clara y calma; es la claridad de la mente. En la verdad absoluta, hay vacuidad de mente.
Esas dos verdades: claridad y vacuidad, no son separables. Son inseparables porque la claridad de la mente no es nada distinto de la vacuidad de la mente, y la vacuidad de la mente no es nada distinto de la claridad de la mente. Estas dos son inseparables, y esto es llamado la no dualidad de la claridad y vacuidad de la mente. Esto es naturaleza de Buda.
Todos los seres están dotados con esta naturaleza de Buda, tanto que sean Seres Nobles[9], seres ordinarios, o seres infernales. La naturaleza de la mente es la no dualidad de claridad y vacuidad. Así, esta naturaleza de Buda, la no dualidad de claridad y vacuidad, prevalece en todos los seres.
Aunque la claridad de la mente cambia momento a momento, el continuo mental de esta claridad no cesa; seguirá de forma ininterrumpida dirigiéndose hacia la budeidad. Y la naturaleza de Buda, la no dualidad de claridad y vacuidad, es pura desde un tiempo sin principio. La naturaleza de la mente es pura desde un tiempo sin principio. Nunca está manchada por ningún oscurecimiento, todos sus oscurecimientos son meramente temporales, y debido a esto, todos sus oscurecimientos pueden ser eliminados. Como ejemplo: nosotros vemos un paño que está sucio o con polvo. La suciedad y el polvo no es la naturaleza del paño. Y si nosotros utilizamos el método correcto podemos eliminar la suciedad y el polvo del paño. Similarmente, todos estos oscurecimientos, tales como el oscurecimiento al conocimiento y el oscurecimiento de las impurezas, no son la naturaleza de la mente; son temporales, como la suciedad y el polvo presentes en un paño limpio. Así, si usamos el antídoto o el método correcto, podemos eliminar todos estos oscurecimientos. Todos los seres tienen la naturaleza de Buda, y todos los oscurecimientos pueden ser eliminados, y el estado de un Buda es alcanzable. Todos nosotros tenemos el potencial de lograr el estado de un Buda dado que todos tenemos esta naturaleza de Buda, y la naturaleza de Buda es pura desde un tiempo sin principio, aunque esta naturaleza de Buda, con la que todos los seres sintientes están dotados, está oscurecida temporalmente por las impurezas.
Las escrituras[10] explican esto a través de nueve ejemplos:
Primer ejemplo: Si un Buda magnífico, adornado con las 32 marcas mayores y las 80 marcas menores, está dentro del capullo de una flor de loto, entonces nosotros no podemos ver a ese Buda porque El está cubierto y oscurecido (por los pétalos) del capullo. Similarmente, la naturaleza de Buda es como el Buda magnífico, y el capullo de la flor de loto es como las impurezas que oscurecen nuestra naturaleza de Buda.
Segundo ejemplo: La naturaleza de Buda es como la deliciosa y benéfica miel, la cual está cubierta por abejas. La miel es como la naturaleza de Buda, y las abejas como los oscurecimientos.
Tercer ejemplo: La naturaleza de Buda es como el arroz dentro de la cáscara. La cáscara nos impide ver el grano de arroz. El significado verdadero es el mismo: la naturaleza de Buda es como el grano de arroz, y los oscurecimientos son como la cáscara.
Cuarto ejemplo: Es como una moneda de oro que ha sido arrojada en el barro.
Quinto ejemplo: Es como un gran cofre con un tesoro, el cual está lleno de joyas, y que está enterrado bajo la casa de una familia pobre. La familia no sabe que hay un gran tesoro bajo su casa, Y debido a su ignorancia, ellos viven en la pobreza.
Sexto ejemplo: Es como las semillas de arroz guardadas en un cajón seco o en un contenedor. Cuando se dan las condiciones apropiadas, estas semillas tienen el potencial de producir una cosecha, pero si no se da el encuentro con las condiciones apropiadas, no habrá cosecha.
Séptimo ejemplo: Es una magnífica estatua de un Buda hecha de un material precioso, pero que está envuelta en una tela andrajosa. Aunque esa tela andrajosa tiene dentro la estatua de un  Buda, y está tirada en una carretera muy concurrida por la que pasa mucha gente, nadie puede ver la estatua del Buda dentro de la tela andrajosa.
Octavo ejemplo: En el vientre de una mujer pobre y en la más absoluta miseria, hay un niño que está destinado a ser un emperador universal, pero de momento nadie, ni siquiera la madre, sabe que ella está preñada con un futuro emperador universal. Así que de momento, la madre aún experimenta sufrimiento y humillación. El niño que llegará a ser un monarca universal es como la naturaleza de Buda, el vientre de la madre que cubre al niño es como los oscurecimientos.
Noveno ejemplo: Una estatua hecha con materiales preciosos está cubierta por barro[11], y nosotros no podemos ver la estatua de material precioso debido al barro.
Así, a través de estos nueve ejemplos, podemos ver que aunque nosotros tenemos la naturaleza de Buda, de momento no podemos verla debido a nuestros oscurecimientos: el oscurecimiento al conocimiento, y el oscurecimiento de las impurezas. Pero si practicamos de forma adecuada el Dharma del Buda, entonces podemos revelar esta naturaleza de Buda, y finalmente lograr el estado de un Buda para beneficio de todos los seres sintientes.
Después de haber recibido una enseñanza, como esta sobre la naturaleza de Buda, deberíamos de dedicar todos nuestros méritos para el logro de la budeidad para beneficio de todos los seres sintientes.


Traducido y anotado por el ignorante y falto de devoción upasaka Losang Gyatso.











[1] Budhagarbha o Tathagatagarbha.
[2] Samsara.
[3] Pratimoksha.
[4] Gran Vehículo.
[5] Bodhicitta.
[6] Buda Bhagavan se suele traducir como “el Señor” y también como “el Bendito”.
[7] Nihilismo.
[8] “Introducción al Camino del Medio” de Chandrakirti.
[9] Aryas.
[10] Sutra de Tathagatagarbha.
[11] Un molde de arcilla dentro del cual está la estatua.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Sakya Trizin: Encontrando al Maestro Espiritual.


Una enseñanza de S. S. el Sakya Trizin.

Dos clases de seres habitan este universo: los animados y los inanimados. “Inanimados” se refiere a seres que no tienen sensaciones mentales, tales como los ríos, montañas, y demás; mientras que “animados” se refiere a los humanos y a todos los demás seres que tienen sensaciones mentales.
Nosotros, los seres humanos pertenecemos a la clase de los seres animados, y nuestras sensaciones mentales son muy poderosas. Hay muchos tipos diferentes de seres humanos, numerosas razas y diversas culturas, cada una con sus propias visiones y creencias, pero hay una cosa que es común a todos-el deseo de estar libres del sufrimiento y de experimentar la felicidad.
Además, con respecto a esto no puede encontrarse ningún desacuerdo, todos están de acuerdo en el mismo fin. Cualquiera que sea la raza a la que pertenezcamos, no importa lo que creamos, si somos creyentes o no creyentes, todo el mundo se esfuerza en llegar a estar libre del sufrimiento y en lograr la felicidad. Cada individuo, sociedad, gobierno, y país,  quiere alcanzar este fin. Para conseguir la felicidad, la humanidad ha hecho normes progresos en el campo de la ciencia y de la tecnología y, a través de esto, ha conseguido un gran beneficio.
Simultáneamente, está bastante claro que únicamente ese progreso material no puede asegurarnos la paz verdadera y la seguridad que estamos buscando. Para lograr la verdadera felicidad, es muy importante que nosotros consigamos un desarrollo interno espiritual. Para conseguir la felicidad, nosotros necesitamos hacer progresos tanto materiales como espirituales, ambos.
Aquí la pregunta pertinente es: ¿Cómo podemos progresar en el campo espiritual? La base para nuestro desarrollo espiritual es nuestra Naturaleza de Buda[1]. El Buda dijo que todo ser sintiente posee la Naturaleza de Buda, lo cual significa que nuestra mente es pura, naturalmente pura, desde el mismo principio. Sin embargo, en el momento presente, nosotros no podemos ver la naturaleza verdadera de nuestra mente. Está cubierta por nuestras ilusiones y oscurecimientos.
Esos oscurecimientos no están en la naturaleza de la mente. Son solo temporales, y por lo tanto nosotros podemos liberarnos de ellos. Si estuvieran en la naturaleza de la mente, entonces no podríamos eliminarlos. Por ejemplo, no importa cuánto tiempo empleemos en lavar el carbón, nunca llegará a ser blanco. Si uno utiliza los remedios correctos, podemos eliminar nuestros oscurecimientos. Es similar a un paño blanco que cuando está lleno de suciedad no revela su color blanco, pero con los remedios adecuados de aplicar jabón y agua será lavada toda la suciedad, y entonces podemos ver el verdadero color del paño.
De la misma forma, nuestra mente es naturalmente pura y los oscurecimientos son solo temporales, y hay métodos correctos para eliminar las impurezas para siempre. Por lo tanto, como personas ordinarias, si aplicamos los métodos correctos y nos esforzamos, podemos eliminar nuestros oscurecimientos y realizar la verdadera naturaleza de nuestra mente, y de este modo alcanzar el logro supremo, el cual es paz real y felicidad.
Incluso en el caso de que no alcancemos la realización última, nuestros esfuerzos para progresar espiritualmente nos traerán muchos beneficios, y pueden darnos experiencias de paz profunda y felicidad.
La primera condición que nos permitirá crecer espiritualmente es la fe, el tener fe en las enseñanzas. Por “fe” no queremos decir una fe ciega. Aquí “fe” significa que a través de nuestra propia investigación cuidadosa, llegamos a la conclusión de que las enseñanzas son genuinas.
Sin que tenga lugar esta primera condición, es imposible para nosotros el desarrollar cualquier cualidad virtuosa o realizar cualquier acción virtuosa. Igual que una semilla que ha sido tostada no puede crecer en el suelo, nosotros no podemos desarrollar ninguna cualidad virtuosa sin que  haya fe.
De acuerdo  a las enseñanzas, hay tres tipos de fe: El primer tipo de fe es llamado fe clara. Cuando nosotros percibimos las grandes cualidades de un Buda, de Sus Enseñanzas, y de la Comunidad[2], toda nuestra confusión es aclarada y nuestra mente es refrescada. La fe clara es similar al estado mental de una persona que está sufriendo con el calor, y que es refrescada recordando las montañas nevadas o cualquier paisaje frio.
El segundo tipo de fe es llamado aspiración. Esto se refiere a conseguir logros espirituales y a adquirir cualidades virtuosas para su propio beneficio y para el de los demás. Es muy parecido al único propósito de un elefante sediento en un clima cálido, que es el encontrar agua; del mismo modo nuestra única aspiración es conseguir la realización espiritual.
Finalmente, el tercer tipo de fe es llamado confianza. Confianza en las enseñanzas del Buda, particularmente en la ley de causa y efecto, y en las cualidades del Buda, Dharma, y Sangha. Esto es como una madre y un niño que se encuentran después de una larga separación, y aún instintivamente confían uno en el otro.
Uh ser humano que está dotado con estos tres tipos de fe es uno que, a través del análisis y de la investigación, ha desarrollado una fe inamovible en las enseñanzas y que no estará tentado a abandonar las enseñanzas del Buda debido a las causas habituales de abandono del sendero espiritual mencionado antes.
Hay cuatro causas habituales de abandono, y la primera de ellas es el deseo. El deseo hacia los logros mundanos, tales como la riqueza o la fama, es algo que puede llevarnos a abandonar el sendero espiritual.
La segunda causa es el odio. El surgir del enfado en nuestra mente hacia alguien puede movernos a abandonar el sendero.
El miedo es la tercera causa de abandono del sendero espiritual. Por ejemplo, si nuestra estancia en el sendero espiritual da lugar a circunstancias indeseables, incluso la pérdida de nuestra vida, esto puede llevarnos a abandonar el sendero.
Finalmente, la última causa es la ignorancia. Por esto queremos decir la ignorancia sobre que adoptar, y que abandonar. Esta falta de claridad también podría apartarnos del sendero espiritual.
Para eliminar estas cuatro causas de abandono del sendero espiritual, necesitamos realizar completamente su futilidad y el daño que nos causan. En el caso de la primera causa, el deseo, nosotros necesitamos recordar que no importa cuánto logremos conseguir en nuestra vida mundana, cuan alta sea la posición que alcancemos, todo eso es solo temporal, y no es realmente beneficioso. No hay comparación entre el beneficio material y el beneficio espiritual.
En cuanto a la segunda causa, el odio, esta es la peor de las impurezas que podemos albergar. Incluso los méritos que podamos haber acumulado a lo largo de miles de eones pueden ser perdidos por dar rienda suelta al enfado, aunque sea por un solo instante. Por medio de recordar siempre el terrible daño que puede causarnos el enfado, nosotros somos capaces de eliminarlo.
El miedo, la tercera causa, puede ser erradicado realizando que no importa cuál sea el daño que afrontemos por permanecer en el sendero espiritual, incluso la pérdida de nuestra vida, esto nunca puede ser tan lesivo como el caer en los reinos inferiores por haber abandonado el sendero.
Para eliminar la cuarta causa, la ignorancia, necesitamos siempre ser conscientes de lo que nos mantiene en el sendero, y lo que nos aparta de él; y permanecer manteniendo estos criterios.
Por lo tanto, la primera cosa que tenemos que hacer en el sendero espiritual es establecer la fe, una fe inamovible, que finalmente vencerá a estas causas de abandono. Esta fe inamovible se convertirá en la base de todas nuestras cualidades virtuosas. Igualmente, si nos vamos a embarcar en el sendero espiritual, es crucial que encontremos a un maestro, un maestro espiritual que nos pueda guiar a través del camino.
Incluso cuando nosotros acometemos alguna tarea ordinaria, tal como adquirir una destreza nueva o ir de viaje, la asistencia de un guía experimentado o de un  maestro es esencial. Sin esto, uno fácilmente puede aprender métodos erróneos, o incluso extraviarse. Por consiguiente, incluso a un nivel mundano, el guía o maestro es esencial.
Esto es particularmente relevante en el campo espiritual. El conocimiento del sendero espiritual no está dentro del alcance de la gente corriente, está más allá de nuestra comprensión. Por lo tanto, es imperativo que encontremos el tipo adecuado de guía espiritual cuando nos embarcamos en el sendero espiritual.
Existen diferentes clases de maestros espirituales, dotados con diferentes características y cualificaciones. Podemos cualificar a los maestros de acuerdo al nivel de votos que han tomado. Hay tres niveles de votos: El voto de Pratimoksha[3], de acuerdo al cual nos comprometemos a abstenernos de cometer acciones negativas. Este voto es tomado con vistas a nuestra liberación personal.
El voto del Bodhisattva, el cual supone no solo el abstenerse de acciones negativas, sino también el estar esforzándose hacia la liberación para beneficio de todos los otros seres.
Finalmente, el voto Vajrayana o Tántrico, que es el nivel más alto de voto, y en este es donde son usados los métodos supremos para conseguir la liberación para beneficio de los demás.
El maestro que ha tomado todos estos tres votos es el tipo más alto de maestro que uno puede encontrar. El encontrar al maestro espiritual es la fuente de todas las cualidades, pero no es suficiente el encontrar a este maestro. Nosotros también necesitamos seguir sus instrucciones, de una forma similar a como haríamos con el médico. Para recobrarnos de una enfermedad, necesitamos encontrar a un buen médico. No solo esto, sino que necesitamos seguir sus consejos. De otra forma, aunque tuviéramos al mejor de los doctores posible, si nosotros no seguimos su consejo, nunca nos recobraremos de nuestra enfermedad. Por tanto, no solo es vital el encontrar  al maestro espiritual correcto,  sino que es igualmente importante el que sigamos sus instrucciones.
Cuando nosotros escogemos a un maestro espiritual, es esencial que seamos muy cuidadosos. Necesitamos evaluarlo a él o a ella, antes de lo tomemos o la tomemos como guía nuestro.
Incluso en la vida mundana, cuando emprendemos algo nuevo, nosotros necesitamos evaluar las diferentes formas de proceder. Si estamos pensando en comprar una casa, necesitamos comparar varias casas, mirar cada uno de sus atributos positivos y negativos, ver cual es más beneficiosa financieramente, etc. Solo después de una investigación cuidadosa de este tipo, podemos decidir qué casa comprar. Tenemos que utilizar estos mismos métodos de evaluación cuando estamos buscando un maestro espiritual.
Naturalmente, comparado con esto, las decisiones que tienen que ver con nuestra vida espiritual son mucho más importantes. El comprar una casa nueva, o cualquier cosa nuev, es algo que será parte de nuestra vida como mucho durante cien años. Por tanto, si cometemos un error, no resultará lesivo durante demasiado tiempo. Pero en el sendero espiritual, si nosotros cometemos un error, entonces no solo estaremos estorbados durante esta vida, sino durante muchas vidas futuras. Por consiguiente, el encontrar el sendero espiritual correcto y al guía espiritual correcto, es la cosa más importante que nosotros podemos hacer.
En los tiempos pasados, había muchas enseñanzas para guiar a los discípulos sobre la forma de evaluar a los maestros, y para los maestros sobre cómo evaluar a los discípulos. Una vez que ambos, maestro y discípulo, estaban satisfechos con las cualidades del otro, ellos establecían una relación de maestro y discípulo. Esta evaluación preliminar es esencial, y puede ser muy peligroso para un maestro y un discípulo el establecer una relación antes de que haya sido llevada a cabo una evaluación adecuada. Esto es especialmente importante para el discípulo, para quien caer en las manos equivocadas puede ser un gran detrimento. Tal como se ha ilustrado, el encontrar el maestro espiritual correcto es extremadamente importante.
Las enseñanzas afirman que hay diversos niveles de maestros espirituales-superior, inferior, mediocre, y demás, se clasifican en estos niveles de acuerdo con sus cualificaciones. Pero cualquiera que sea el nivel al que un maestro pertenezca, el requerimiento mínimo que él o ella deben de cumplir es el de mantener una buena disciplina ética o buena conducta moral, porque la conducta moral es la base de todas las cualidades. Esta conducta moral no debería de limitarse a una mera apariencia, sino que tiene que ser auténtica.
El segundo requerimiento que un maestro debería de reunir es el de la sabiduría-una sabiduría obtenida a través del conocimiento y de la meditación. Si un maestro no está dotado con un conocimiento y comprensión profundamente enraizados de los Sutras y de los Tantras, el no puede pasárselos a su discípulo o discípula.
El tercer requerimiento es la compasión. El maestro tiene que estar motivado por la compasión hacia sus discípulos. Él o ella tienen que sentir un deseo genuino de que ellos lleguen a verse libres de la ignorancia, de que se abstengan de cometer acciones no virtuosas, y de que practiquen acciones virtuosas.
En esta Edad Oscura[4], es difícil encontrar al maestro perfecto, pero uno que cumpla con estos tres requerimientos, cuyas cualidades morales están altamente desarrolladas, y cuyas faltas sean mínimas, él o ella están cualificados como un maestro adecuado.
Especialmente en las enseñanzas Vajrayana, el maestro es absolutamente esencial. Si intentamos aprender Tantra por nosotros mismos, o a través de libros, realmente esto puede ocasionarnos más daños que beneficios. El Vajrayana es la enseñanza del Buda más avanzada, y solo puede ser recibida a través de la transmisión directa de un linaje ininterrumpido que se originó con el Buda Vajradhara, y que ha ido pasando de un maestro a otro hasta el presente.
No son solo las palabras y su significado los que son trasladados en las enseñanzas. Lo que es más importante, son las bendiciones que son transmitidas de una persona a otra. Sin esta bendición, es imposible practicar ninguna de las enseñanzas tántricas o poder obtener alguno de sus resultados; de hecho, puede resultar muy dañino. Por esto es por lo que las enseñanzas Vajrayana otorgan una importancia tan grande al maestro espiritual.
El Sol luce brillantemente en el cielo todos los días, pero si queremos canalizar y maximizar su energía, necesitamos ciertos instrumentos. Similarmente, las bendiciones del Buda se derraman sobre todos los seres sintientes en todo momento, pero sin el instrumento apropiado, no podemos recibir sus bendiciones. Debido a nuestra falta de mérito cosechada en base a nuestras acciones negativas, nosotros no podemos ver al Buda en persona. El gurú es el instrumento que nos ayuda a canalizar y maximizar las bendiciones del Buda. El gurú se nos aparece bajo una forma ordinaria, y a través de él o de ella, nosotros podemos oír las enseñanzas del Buda, y recibir Sus bendiciones.
Recalcar una vez más que en el Vajrayana es extremadamente importante encontrar un maestro, e investigar completamente sus cualidades. Una vez que estamos convencidos de que él es un maestro espiritual genuino, entonces podemos tomarlo como nuestro maestro, y recibir de él las enseñanzas e iniciaciones Vajrayana. Una vez que hayamos establecido una relación de maestro y discípulo con este maestro-cuales quiera que sean las circunstancias que puedan surgir-nosotros nunca deberíamos de romper nuestro vínculo con nuestro maestro, y no deberíamos de abandonar nunca nuestra fe en él.
Incluso si nosotros vemos faltas en nuestro maestro, nunca deberíamos de verlas como faltas. Cualesquiera que sean las faltas que veamos en nuestro gurú, deberíamos de verlas como nuestras propias faltas. Tiene mucho parecido con el reflejo de la Luna en el agua: si el agua es clara, el reflejo de la Luna también es claro; si el agua está embarrada, el reflejo de la Luna es poco nítido. Si debido a nuestros oscurecimientos, encontramos alguna falta en el maestro, deberíamos de recordar ver siempre a esto como siendo nuestros propios defectos, nuestras propias faltas, y no las del gurú.
Hay muchas historias maravillosas con respecto a los antiguos maestros indios. Esos grandes mahasiddhas[5] con frecuencia proyectaban un comportamiento extravagante y hacían cosas raras, cosas muy raras. Los discípulos que pierden su fe en sus maestros no progresan en el sendero espiritual, mientras que aquellos que no pierden la fe en sus maestros experimentan realizaciones espirituales.
Se habla mucho sobre los “lamas raíz”. De acuerdo a las enseñanzas del Vajrayana, un lama raíz o un gurú es alguien que otorga las iniciaciones mayores sobre nosotros, al igual que las enseñanzas tántricas y las instrucciones esenciales. Este es nuestro gurú raíz.
En realidad, nosotros podemos tener varios gurús raíz. Entonces, entre estos, nosotros también podemos tener un gurú raíz muy especial, por ejemplo un gurú raíz con el que tengamos una vinculación kármica. Este es nuestro gurú más importante, alguien con quien nosotros tenemos una fuerte vinculación kármica, quien ha sido nuestro guía en el transcurso de muchas vidas.
Si nosotros tenemos ese tipo de gurú, entonces es esencial que tengamos una incesante devoción hacia él, y que nunca perdamos nuestra fe en él, pase lo que pase.
Incluso aunque nuestro gurú sea una persona ordinaria, y no un ser realizado, si nosotros como discípulos, lo vemos a él como un Buda, entonces nosotros podemos recibir las bendiciones del Buda, porque ambos, tanto nosotros como él, estamos dotados con la Naturaleza de Buda.
Tal como se explicó, es muy importante en el Vajrayana o enseñanzas tántricas el encontrar al gurú correcto, y después de encontrarlo o encontrarla, establecer una fuerte conexión kármica. Sin esto es imposible el hacer ningún progreso espiritual. Está mencionado de manera muy clara en las enseñanzas que si uno quiere practicar Tantra por sí mismo, sin estar dependiendo de un maestro espiritual que pueda otorgar sobre nosotros la transmisión ininterrumpida de las bendiciones, esto puede ser muy peligroso y puede llevarnos a caer en los reinos inferiores.
En todas las tradiciones, Hinayana, Mahayana, y Vajrayana, el encontrar al maestro espiritual y el seguirlo de forma correcta, es la fuente de todas las cualidades. Esto es particularmente cierto en el Sendero del Vajrayana, donde el linaje ininterrumpido de transmisión desde el Buda Vajradhara hasta nosotros es una práctica esencial.
El maestro espiritual que nos da esta transmisión es quien limpia todos nuestros oscurecimientos y confusión, y quien nos dirige en el Sendero a la Liberación.
Yo ruego para que todos puedan encontrar al maestro espiritual correcto, y establecer con él o con ella los vínculos kármicos apropiados, los cuales les permitirán recibir todas las bendiciones del Buda.


Traducido al castellano por upasaka Losang Gyatso.




[1] Tathagatagarbha.
[2] Las Tres Joyas de refugio: Buda, Dharma, y Sangha.
[3] El Voto de la Liberación Individual; este voto corresponde a los seguidores de los dos Vehículos Hinayana: el Vehículo de los Oyentes (Sravakayana) y el Vehículo de los Realizadores Solitarios (Pratyekabudayana).
[4] Kali Yuga.
[5] Maestros muy realizados en posesión de poderes milagrosos.