jueves, 3 de marzo de 2016

Dalai Lama I, Gyalwa Gendun Drupa: Alabanza a Tara, llamada "La Corona de los Sabios".

Dalai Lama I, Gyalwa Gendun Drupa: Alabanza a la Venerable Señora Khadiravani Tara, llamada “La Corona de los Sabios”.


¡Homenaje a Arya Avalokiteshvara, el Tesoro de Compasión!

El gran dios, el glorioso Visnú; Brahma, el incubado en oro; Briaspati, Ganesh, Shiva, Surya y otros, las joyas de la corona de cientos de dioses, reverencian Sus pies de loto. ¡Ante Tara, yo me postro!
Por la magia de la compasión  del Gran Compasivo[1]; por la sabiduría, el amor y el poder de los Conquistadores[2] de los tres tiempos, ellos se manifiestan con la amorosa forma de la Diosa de la Acción, que ayuda en todas las necesidades. ¡A los pies de Tara, yo me postro!
Homenaje a Ti, joven de color de la esmeralda, con un rostro y dos brazos, con la pierna derecha adelantada, y la izquierda recogida-en la flor de la juventud, de la pureza primordial-sobre un asiento de loto; que unes el Método[3] a la Sabiduría[4].
Me postro ante Ti, belleza de la Floresta Fragante, Madre de las Maneras Pacíficas; con un rostro de sonrisa radiante como la Luna llena; con los senos prominentes y llenos, que son tesoros incontaminados de felicidad.
Me postro ante Ti, con la mano derecha en el mudra[5] de dar la Generosidad Suprema, extendida como la rama de un paradisíaco árbol de turquesas, que como a una fiesta invita al sabio goce de las sublimes realizaciones.
Homenaje a Ti, cuya mano izquierda da Refugio mostrando las Tres Joyas[6], y que dices claramente: Vosotros gentes que veis los cien tipos de peligros, no tengáis miedo; yo os salvaré rápidamente”.
Me postro ante Ti, que con ambas manos y las flores azules de utpala, como el que conduce con el bastón de la atención, dices: "Seres que vagáis en la existencia cíclica, no os aferréis a los placeres mundanos. Entrad en la ciudad de la Gran Liberación[7]”.
Me postro ante Ti, que sometes al Señor de mi muerte[8], adornada en Tu coronilla por el Buda Amitaba, el de color rubí, que medita mientras sostiene un bol de limosnas lleno de néctares,  y que concede la realización de la inmortalidad.
Homenaje a Ti, que te adornas con los ornamentos más bellos hechos en el paraíso; con el mérito y la sabiduría, y las infinitas gemas celestiales que conceden los deseos, puestas para fascinar.
Me postro ante Ti, que eres como una montaña de esmeralda vestida de arcoíris, que estás adornada en la parte superior del cuerpo con sedas paradisíacas, y tu cintura flexible y atrayente está envuelta por una falda de los cinco colores[9].
Me postro ante aquel que está privado de dolor y es radiante, que está a tu derecha, pacífico y dorado, que irradia la luz del Sol; y ante Akagiati, a tu izquierda, de color azul cielo, airada y no obstante amorosa, resplandeciente y serena.
Homenaje a Ti, a quien la multitud de divinidades expertas en las seis clases de canto, y las danza maravillosas, que sostienen los blancos parasoles, trenzas de yak, instrumentos musicales e innumerables objetos de ofrecimiento, hacen ofrendas que llenan el espacio.
En Laksmi, Indra, Parvati y miles de otras atrayentes hijas de los dioses, es difícil encontrar un solo pensamiento de Ti .  Homenaje a Ti, en Tu forma de deidad tan espléndida.
Homenaje a Ti, sabia deidad, que del vasto espacio lleno de las nubes de tu compasión, de las nubes de tu voz dulce y melodiosa, cuyo sonido lleno de fragor, haces descender la lluvia de las Ocho Divisiones del Dharma, sobre la tierra de los discípulos.
Homenaje a Ti, la Madre que es Perfecta en la Sabiduría[10], cuya mente posee los diez poderes de la sabiduría sin obstáculo. Tesoro de virtud como un océano, que ve todo lo cognoscible. ¿Quién puede describir completamente como eres?
Homenaje a Ti, la Madre Perfecta de la Compasión. Tú has encontrado la paz, pero no obstante, impulsada por la compasión,  liberas velozmente a los seres sintientes que están presos en el mar del sufrimiento, con Tu mano compasiva.
Homenaje a Ti, la Madre Perfecta de la Acción. Tu entras sin esfuerzo o interrupción en Tu actividad de pacificación, aumento, poder y ferocidad, como las olas del océano, sin una pausa.
Homenaje a Ti, la Madre Perfecta del Poder. Las ocho calamidades terribles, los daños de los espíritus malignos, las conceptualizaciones que nos dañan; Tu proteges de estos peligros a Tu solo pensamiento.

Suplica y Dedicación.
¡Oh, Digno Refugio!, te ruego, protege rápidamente a los seres encarnados de todo el miedo, tales  como espíritus malignos, los demonios, la enfermedad, los tormentos, la muerte prematura, las pesadillas, y los signos desfavorables.
Te ruego, sálvame del miedo al león del orgullo, que habita tras la montaña de las visiones erróneas del egoísmo; inflado al sentirse superior, con las largas zarpas del desprecio hacia los demás seres.
Te ruego, sálvame del miedo al elefante de los pensamientos perturbadores; que no al no ser dominado los ganchos afilados de la atención; ofuscado por la borrachera del enloquecedor vino de los placeres sensuales, que lleva al sendero equivocado, enseña sus colmillos que nos dañan.
Sálvame del miedo al fuego del odio que tiene el poder de quemar el bosque de los méritos, guiado por el viento de los pensamientos erróneos, en medio del tumulto de las humaredas de las acciones dañinas.
Te ruego, sálvame del miedo a la serpiente de la envidia, codiciosa en la negra vorágine de su ignorancia, que no soporta ver la riqueza y la excelencia de los demás e inunda completamente con su vicioso veneno.
Sálvame del miedo a las visiones erróneas, que como el ladrón, vagabundeando en las horrendas selvas de la conducta miserable, y en las espantosas llanuras desérticas de los dos extremos[11], saquea las ciudades y los retiros de la calma y el éxtasis.
Sálvame del miedo a la cadena de la avaricia que engancha con su apretada trama, difícil de abrir, y que encadena a los seres encarnados, sin ninguna libertad, en la insoportable prisión del samsara[12].
Te ruego, sálvame del miedo al torrente del aferramiento, que condicionado a la furia del tempestuoso karma, y trastornado por las olas del nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte, nos arrastran en la corriente del samsara, y se convierte en algo muy difícil de superar.
Te ruego, sálvame de los terribles demonios de la duda, peligros mortales para la Liberación, que vagan en el espacio de la más oscura ignorancia, y son un tormento extremo para aquellos que se esfuerzan en alcanzar la verdad.
Que por haber hecho estas alabanzas y peticiones se eliminen todas las condiciones adversas para práctica del Dharma, y que así obtengamos méritos, vida, riqueza, abundancia, y todas las demás condiciones necesarias para nosotros, tal como lo deseamos.
Haz que todos los seres seamos recibidos en la Tierra Pura de Sukavati de Amitaba, el Guía; y aunque no suframos cientos de dificultades, haz que marchemos velozmente por los caminos de un Buda.
Que pueda yo ser siempre conocedor de la otra vida, y no me separe nunca más de la mente de la iluminación[13], sino que persiguiendo con esfuerzo los actos de los Bodhisattvas, mantenga la energía como la corriente de un río.
No esperando beneficiarme a mí mismo, y dedicándome solamente al beneficio de los demás, que obtenga todos los Ojos y los Poderes Físicos, la elocuencia, la paciencia, y todo lo necesario para ayudar a los seres.
Haz que pueda obtener rápidamente la condición de un Buda, para poder llevar a los infinitos mundos las Enseñanzas Sublimes de los Conquistadores, y sin desmayo, trabajar siempre por el beneficio de todos los seres sintientes.
Colofón
Estas alabanzas y peticiones a Tara del Bosque Fragante, la Joya de la Corona de los Sabios, ha sido compuesta por el monje budista GeTzum Ghe Drub, después de una larga práctica de Tara, mientras residía en la ermita del Gran Despertar, en Tegcen Podrang.



Traducido al castellano por un grupo anónimo de traductores en el Centro de Retiros O Sel Ling, en Granada, España.


[1] Avalokiteshvara.
[2] Jinas.
[3] Upaya.
[4] Prajña.
[5] Gesto.
[6] Buda, Dharma, y Sangha.
[7] Nirvana.
[8] Yama, el Señor de la Muerte. Uno de los cuatro maras o demonios.
[9] Azul, blanco, rojo, verde, y amarillo.
[10] En su aspecto de Prajñaparamita.
[11] Existencia y no existencia.
[12] La existencia cíclica.
[13] Bodhicitta.